Querétaro.- Un gol es la alegría máxima que ofrece el futbol. Pero algunos se gritan más que otros. No hace falta que sea un Clásico. Cuando el tanto es vital, la emoción se desborda por la garganta. Eso explica la exultante carrera de Marco Fabián rumbo al banderín de tiro de esquina. No hay otra forma de festejar el 1-0. Abrazos. Puños cerrados. Oxígeno puro. Significa el triunfo sobre Querétaro, que mantiene a Chivas en zona de Liguilla.

El repunte del Guadalajara en la recta final del certamen ha llegado hasta La Corregidora. Los tres puntos eran una obligación. Tras un partido trabado, que no merecía ninguno de los dos equipos, Fabián encuentra, al ’83, la llave que abre el cofre. El triunfo es un tesoro que ha costado conseguir.

Calificar los primeros 10 minutos del encuentro como aburridos, resulta corto. Querétaro, el peor equipo del torneo, y el Guadalajara, un club que intenta revivir en la recta final del Apertura 2012, se traban en un enfrentamiento sin dominante claro. Poco más: ninguno de los dos es aspirante serio a serlo.

Después de eso, el Rebaño ejerce un control tan obligado como estéril. Necesita la victoria para mantener encendida la luz de esperanza. Sin el triunfo, la Liguilla se aleja. Así, intenta marcar el ritmo del encuentro. Se apodera de la pelota. Pero en el sector del campo, aparecen deficiencias ya conocidas. La intensidad de los Clásicos ante América y Atlas no aparece en La Corregidora.

El tiempo en que tiene cierto dominio, no da más que para tres disparos de larga distancia. Prueban Marco Fabián, en dos ocasiones (’13 y ‘17) y Rafael Márquez Lugo (’14). Nada que pueda sacar siquiera un susto al arquero Sergio García, un espectador con asiento en la cancha durante la parte inicial, pues eso es todo lo que produce Chivas.

Querétaro se sacude el control visitante. Tampoco es que se convierta en amo y señor del partido. Ninguno de los dos lo es. Más aún: ninguno muestra tener con qué serlo. Pero con esa reacción, Gallos Blancos anula al rival y comienza a preocupa al portero Luis Michel.

Minuto 23. Diego Vera encuentra el hueco justo a la espalda de la defensa rojiblanca. La pelota es lanzada con oportunidad al espacio. El atacante local alcanza el pase filtrado por el costado izquierdo. Encara al guardameta visitante, que sale a tiempo para tapar el remate. Guadalajara se salva.

Los segundos en el reloj avanzan con el insoportable peso de un partido carente de emociones. Tanto Querétaro como Chivas sufren de problemas parecidos cuando se acercan al arco contrario. La claridad se dibuja en el firmamento como un sueño inalcanzable. Resultado: minutos aburridos. De nuevo…

Cerca del descanso, Jorge Enríquez se equivoca en medio campo. Pierde una pelota que es lanzada para Luis Ángel Landín, que enfila solo en medio de una defensa sorprendida y mal ubica. El propio “Chatón” compensa el error. Persigue veloz al delantero local. Desvía la pelota instantes antes del remate, al ’42. El 0-0 al descanso es despedido con abucheos.

En la parte complementaria, Chivas busca espacios a la ofensiva pero descubre algunos en su defensa. Gallos Blancos aprovecha. La zaga intenta salir en línea. Lo hace mal. Luis Ángel Landín entra habilitado por el corredor derecho. Levanta la mirada. Los rojiblancos regresan, desesperados. La diagonal retrasada corre hacia Diego Vera. Se dispone a rematar cuando Héctor Reynoso mete la pierna, al ’51.

La lluvia aparece en La Corregidora. Y el Guadalajara encuentra la de mayor peligro para su causa. Rafael Márquez Lugo mide atinadamente el centro. Controla dentro del área. Define por encima del portero Sergio García. El esférico viaja despacio hacia las redes. El grito de gol está a punto de explotar. Pero Alfonso Rippa salva sobre la raya, al ’65.

Una emoción gratis: Márquez Lugo fabrica un espacio por el costado derecho. Alcanza el pase filtrado, dentro del área. El refuerzo define con solvencia, de pierna izquierda. La pelota estremece las redes. La bandera en alto anula el gol, al ’77.

De la banca rojiblanca emerge un mensaje. La entrada de Omar Arellano y Luis Morales anuncia que el Rebaño Sagrado va por todo. Es su obligación. El empate de nada sirve. El equipo lo comprende. Va al frente.

Luis Morales, la gran revelación del torneo para Chivas, le pone magia al asunto. Es un futbolista “de barrio”. Conduce pegado al pie. Se quita un rival. Otro. El desparpajo viene bien. Continúa su avance por la izquierda. Y toca con inteligencia, al hueco.

Marco Fabián recibe dentro del área. La gran jugada del novato lo ha dejado solo. La figura rojiblanca mantiene la firmeza a la hora buena. No tiembla frente al arquero. Define por abajo. Al fondo. Gol de Chivas. Explota una parte de La Corregidora, al ’83. La otra, lamenta el andar del equipo que ahora luce más encaminado al descenso.

No es que lo haya merecido claramente, ni mucho menos. Pero los tres puntos son de oro para el Rebaño. Chivas tiene vida. Está en zona de Liguilla. Depende de sí mismo. Por eso, el equipo se abraza tras el silbatazo final. Guadalajara está a un juego de la fiesta grande.