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Cohen recibió pagos de Ucrania para arreglar encuentros

Por Agencias

Publicado el miércoles, 23 de mayo del 2018 a las 16:57


El pago fue arreglado por intermediarios que actuaban para el líder de Ucrania, Petro Poroshenko, dijeron las fuentes

BBC | Washington.- El abogado personal de Donald Trump, Michael Cohen, recibió un pago secreto de al menos 400 mil dólares para arreglar conversaciones entre el presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, y el presidente estadounidense, según fuentes en Kiev cercanas a quienes estuvieron involucrados.

El pago fue arreglado por intermediarios que actuaban en nombre del líder ucraniano, indican las fuentes, a pesar de que Cohen no estaba registrado como representante de Ucrania, como lo requiere la ley estadounidense.

La reunión en la Casa Blanca se llevó a cabo en junio pasado.

Poco después de que el presidente de Ucrania regresó a su país, la agencia anticorrupción ucraniana detuvo su investigación sobre el exgerente de campaña de Trump, Paul Manafort.

Lo que ocurrió

Un alto funcionario de inteligencia ucraniano en la administración de Poroshenko describió lo que ocurrió antes de la visita a la Casa Blanca.

Contó que se llamó a Cohen porque los miembros de los grupos de presión registrados y la embajada en Washington sólo pudieron conseguirle a Poroshenko una breve sesión de fotografías con Trump.

Poroshenko necesitaba algo que pudiera ser presentado como “conversaciones”.

El recuento de este alto funcionario señala que Poroshenko decidió establecer un canal de comunicación no oficial con Trump. Se encargó la tarea a un antiguo asistente, quien le pidió ayuda a un leal diputado ucraniano.

Éste a su vez usó sus contactos personales en una organización de caridad judía en el estado de Nueva York, la Chabad de Port Washington, lo que eventualmente condujo a Michael Cohen, el abogado y leal “arreglador” del presidente.

Cohen recibió un pago de 400 mil dólares. No hay indicios de que Trump supiera sobre el pago.

Una segunda fuente en Kiev dio los mismos detalles, excepto que el pago total a Cohen fue de 600 mil dólares.

También se financió la cuenta de un abogado en Estados Unidos quien reveló detalles de las finanzas de Cohen, Michael Avenatti.

Éste representa a la actriz de porno Stormy Daniels en las acciones legales que presentó contra el presidente Trump.

Avenatti afirmó que los Informes de Actividades Sospechosas entregados por el banco de Cohen al Departamento del Tesoro de Estados Unidos mostraron que había recibido dinero de “intereses ucranianos”.

La BBC habló con Cohen y con dos de los ucranianos que se dijo habían abierto el canal informal con el presidente. Los tres negaron los informes.

El alto funcionario de inteligencia en Kiev también indicó que Cohen había recibido ayuda de Felix Sater, un exmafioso convicto que fue socio de negocios de Trump.

El abogado de Sater también negó los alegatos. La oficina del presidente de Ucrania se rehusó a comentar.

La visita

Como se informó extensamente en junio pasado, incluso cuando estaba volando hacia Washington, Poroshenko continuaba preguntándose cuánto tiempo tendría con el presidente.

El programa de la Casa Blanca indicaba únicamente que Poroshenko “pasaría” por la oficina oval cuando Trump estuviera llevando a cabo reuniones con su personal.

Esto había sido acordado por los canales oficiales.

El pago a Cohen era para que Poroshenko tuviera más que unos vergonzosamente breves minutos de charla trivial o un apretón de manos, indicó el alto funcionario.

Pero las negociaciones continuaron hasta las primeras horas del día de la visita.

El lado ucraniano estaba indignado, reveló el funcionario, porque Cohen les había quitado “cientos de miles” de dólares por algo que al parecer no iba a cumplir.

Y hasta el último momento, el líder ucraniano no estaba seguro de si iba a poder evitar la humillación.

“El círculo cercano a Poroshenko estaba escandalizado por lo sucio que era todo este arreglo (con Cohen)”.

Poroshenko estaba desesperado por reunirse con Trump debido a lo que había ocurrido en la campaña electoral presidencial estadounidense.

En agosto de 2016, el diario The New York Times publicó un documento que parecía mostrar que el gerente de campaña de Trump, Paul Manafort, había obtenido millones de dólares de intereses prorrusos en Ucrania.

Era una página del llamado “Libro negro de contabilidad” del Partido de las Regiones, el partido prorruso que había empleado a Manafort cuando este dirigía una firma de asesoría política en Ucrania.

La página parecía provenir de la Oficina Nacional Anticorrupción de Ucrania, que estaba investigándolo. Manafort tuvo que renunciar.

Varias fuentes en Ucrania afirman que Poroshenko autorizó la filtración, pensando que Hillary Clinton tenía asegurada la presidencia.

Si fue así, fue un error desastroso. Ucrania estaba apoyando al candidato que perdió las elecciones de Estados Unidos. Pero donde quiera que viniera el documento, el hecho hirió a Trump, el eventual ganador.

Ucrania estaba (y sigue estando) en guerra con Rusia y los separatistas apoyados por Rusia y no podía permitirse enemistarse con el nuevo presidente estadounidense.

Así que Poroshenko pareció aliviado cuando pudo sonreír y rendirle tributo a Trump en la oficina oval.

Y se jactó de haber visto al nuevo presidente antes que el líder ruso, Vladimir Putin. La llamó una “visita sustancial”. Y sostuvo una triunfante conferencia de prensa frente al pórtico norte de la Casa Blanca.

Una semana después de que Poroshenko regresó a Kiev, la Oficina Nacional Anticorrupción anunció que ya no estaba investigando a Manafort.

En ese momento, un funcionario en Kiev me explicó que Manafort no había firmado el “libro negro” reconociendo que había recibido el dinero.

Y de cualquier forma, continuó, Manafort era estadounidense y la ley sólo permitía que la oficina investigara a ucranianos.

Ucrania no suspendió totalmente la investigación de Manafort. La Oficina Anticorrupción entregó el archivo a la oficina del fiscal estatal. Pero quedó olvidado allí.

La semana pasada en Kiev, el fiscal a cargo del caso, Serhiy Horbatyuk, me dijo: “Nunca hubo una orden directa para detener la investigación de Manfort pero por la forma como ha progresado nuestra investigación, es claro que nuestros superiores están tratando de crear obstáculos”.

Ninguna de nuestras fuentes dice que Trump usó la reunión en la oficina oval para pedirle a Poroshenko que matara la investigación de Manafort.

Pero si había un canal informal de comunicación, ¿lo usó Michael Cohen para decirle a los ucranianos lo que se esperaba de ellos?

Quizás no necesitó hacerlo.

Una fuente en Kiev dijo que Poroshenko le había dado a Trump “un regalo”, asegurándose de que Ucrania no encontraría más evidencia para entregar a la pesquisa estadounidense sobre si la campaña de Trump “conspiró” con Rusia.

Poroshenko sabía que hacer lo contrario “sería como escupirle a Trump en la cara”, indicó otra fuente.

Un informe de un miembro de la comunidad de inteligencia de un país occidental afirma que el equipo de Poroshenko creía que habían establecido “un pacto de no agresión” con Trump.

Incluso bajo la administración de Obama, Estados Unidos no le vendió armas a Ucrania. Una figura bien conocida en Kiev, ahora retirado de su trabajo en el gobierno, me dijo que no le había gustado lo que había ocurrido con la investigación de Manafort. Sin embargo, Ucrania estaba luchando por su supervivencia.

“Apoyo la ley y el orden, pero soy un patriota”, dijo.

Indicó que se había mantenido en contacto con sus antiguos subordinados y había escuchado muchos de los detalles sobre un “canal de comunicación no oficial de Cohen”.

Señaló que si los ucranianos llegaran o a creer que se había hecho un acuerdo corrupto por Manafort, “esto destruiría el apoyo para Estados Unidos”.

Los servicios de inteligencia de Ucrania, el SBU, hicieron su propio informe, secreto, sobre Manafort.

Encontraron que no hubo un “libro negro” sino tres y que Manafort había recibido de Ucrania millones de dólares más de lo que se había hecho público. (Manafort negó haber actuado indebidamente).

Recibí esta información de un muy alto oficial de policía que vio el informe, quien indicó que éste no había sido entregado a los estadounidenses.

*La investigación en Estados Unidos para este artículo fue hecha por Suzanne Kianpur.

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