Internacional
Por EFE
Publicado el miércoles, 11 de octubre del 2017 a las 13:27
Viena, Aus.- Los astronautas Neil Armstrong y Buzz Aldrin plantaron una bandera de EU en la Luna en julio de 1969. Ese gesto no supuso ninguna reclamación territorial sobre el satélite porque lo prohibía expresamente el Tratado del Espacio Exterior, de cuya entrada en vigor se cumplieron ayer 50 años.
El Tratado comenzó a aplicarse el 10 de octubre de 1967, en plena Guerra Fría y con el temor de que la carrera nuclear entre EU y la Unión Soviética se trasladara a la órbita terrestre.
De ahí que se acentuara que la exploración espacial tenía carácter pacífico en beneficio de “todos los pueblos”, y se definía a los astronautas como “enviados de la humanidad”.
El documento recoge la libertad de exploración, establece que ni la Luna ni ningún otro cuerpo celeste está sujeto a “apropiación por una demanda de soberanía, mediante el uso, la ocupación o por cualquier otro medio”, añade Di Pippo.
También prohíbe ensayos y el despliegue de armas nucleares y de destrucción masiva y se vetan maniobras y bases militares en el espacio.
Los breves 17 artículos del Tratado, apenas cinco folios y con definiciones a veces vagas y generales, contrastan con la precisión del Derecho del Mar, que se usó como inspiración.
“La cooperación entre estados, que pueden estar en desacuerdo en otras esferas, muestra el poder que el espacio tiene para unir a países y pueblos. Este es un principio básico de la diplomacia espacial”, acentúa la astrofísica italiana.
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