Coahuila
Por Rodrigo Flores
Publicado el sábado, 24 de diciembre del 2016 a las 10:05
Salaverna, Zacatecas.- Luego de un final anunciado años atrás, el antiguo pueblo minero de Salaverna finalmente fue borrado del mapa.
Ayer por la mañana, elementos de Seguridad Pública de Zacatecas y del Municipio de Mazapil irrumpieron en la tranquilidad del pueblo para expulsar a las 17 familias que se aferran a abandonar el lugar, tras el conflicto de desalojo con la empresa minera Tayahua.
Con maquinaria pesada comenzaron a derribar las viviendas, mientras que unos 100 elementos de las policías del Estado y Municipal bloqueaban los accesos al pueblo, para evitar que los habitantes salieran a pedir apoyo.
Fue cerca de las 7:30 horas cuando elementos de Protección Civil comenzaron a tocar las puertas de las pocas viviendas en pie para pedir a sus moradores que desalojaran sus hogares, sin presentar una orden que obligue a las personas a abandonar sus bienes.
Según los afectados, se les informó que tenían que dejar sus viviendas ante el riesgo de derrumbe al que estaban expuestos por la demolición de edificios públicos, mientras que comenzaban a derribar la iglesia local y la escuela, sin importar que al interior aún hubiera cosas de valor.
Al escuchar el sonido del derrumbe, los pocos habitantes que se encontraban en el pueblo, debido a que el resto se encontraba en Zacatecas en una reunión con autoridades para resolver su situación, salieron a ver qué pasaba y observaron que estaban sitiados por policías, quienes trataron de amedrentarlos.
Un presunto representante de la compañía minera que ha mantenido un pleito legal con los habitantes mencionó a los afectados que tenían hasta la medianoche de ayer para desalojar sus casas, ya que comenzarían con el desplome de los inmuebles sin importar las consecuencias.
‘NOS ESTÁN SECUESTRANDO’ Debido a lo extraño de la situación, salió de su casa para preguntar a una de sus vecinas qué estaba pasando, cuando fue interceptada por elementos que pedían a gritos que abandonara su casa.
“Salí a avisarle a una señora y llegaron con mi esposo y mi hijo, les dijeron que venían a desalojarnos”, comentó la mujer.
Contó que los policías comenzaron a acordonar el área, no permitían a nadie que abandonara o entrara a la comunidad. Ahí sintió temor de lo que fuera a pasar.
Su esposo Juan José Rocha Ibarra, quien está confinado a una silla de ruedas por un accidente minero, señaló que ahora tienen miedo de salir de Salaverna, incluso para reabastecerse de víveres, pues creen que las autoridades aprovecharían su ausencia para demoler su casa, tal como hicieron con las otras cinco que ayer mismo fueron demolidas.
Desde su silla de ruedas, Juan José observa con impotencia cómo una retroexcavadora derriba la capilla del Sagrado Corazón de Jesús, templo de más de 100 años que fue construido por los propios habitantes, y que en cuestión de minutos se redujo a un puñado de escombros. La misma suerte corrió la escuela del ejido.
“Nos están secuestrando”, fue lo que gritó María de los Ángeles Guevara, habitante del pueblo, al despertar y percatarse de que policías comenzaban a rodear las viviendas de la comunidad.
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