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Despiden a Paulette en medio de dudas

Por Agencia Reforma

Publicado el miércoles, 7 de abril del 2010 a las 14:00


Bastaron 12 minutos para decir adiós a la pequeña cuya muerte acapara la atención de todo el país

México, DF.- En medio de un mar de dudas sobre la forma en que murió, y de disputas entre sus padres, Paulette, de 4 años, que murió por asfixia, y cuyo caso ha conmocionado al país tras aparecer su cuerpo en su propia habitación, fue sepultada esta tarde horas después de que su padre consideró que no se trató de un accidente y dudó de la inocencia de su esposa.

El cuerpo de Paulette Gebara Farah, dentro de un féretro blanco, fue acompañado hasta la sepultura sólo por su madre, Lizette, y miembros de su familia materna, luego de que su padre decidiera no asistir al entierro.

“Para mí esto no fue un accidente”, dijo la noche del lunes a la cadena Televisa Mauricio Gebara, padre de Paulette.

Su propia inocencia

Escasas horas después de que su esposa, Lizette Farah, rechazó también en Televisa cualquier responsabilidad en la muerte de su hija, Gebara dijo que no metería las manos al fuego por nadie, y que sólo podía hablar de su propia inocencia.

“Nada más puedo hablar por mí”, añadió el hombre que el lunes estuvo en el velorio de la menor.

Paulette, una niña con discapacidad motriz y de habla, desapareció de su lujoso apartamento de dos pisos entre la noche del domingo 21 de marzo y la mañana del lunes 22.

“Estamos sufriendo muchísimo. La mamá está destrozada”, dijo a reporteros Arlette Farah, hermana de Lizette, quien afirmó que Gebara no les ha permitido ver a su otra hija, de siete años.

Con un ramillete de flores en las manos y lentes oscuros, Lizette caminó junto con su hermana Arlette detrás del féretro en el que sepultaron a Paulette.

Los medios siguieron el cortejo fúnebre hasta el último momento, a pesar de que Arlette había pedido no se grabara ni fotografiara el entierro.

La familia Farah acudió vestida de colores claros, como gris, beige y crema. La abuela, la tía y la mamá, Lidia, Arlette y Lizette, respectivamente, llevaban pequeños ramilletes de rosas que depositaron sobre el féretro blanco.

“Se lo suplico, váyanse de aquí, por favor respeten, no se vale”, espetó Arlette.

Revelan relación extramarital de mamá de la menor

Amanda de la Rosa, amiga de Lizette Farah desde hace 25 años, reveló que la madre de Paulette sostiene una relación extramarital.

“Pero, ¿sí hay alguien cercano a Lizette, más allá de una amistad?”, cuestionaron a De la Rosa en entrevista con Hechos. “Sí”, respondió, sin ofrecer más detalles.

De la Rosa señaló que Farah mantenía una relación más allá de una amistad con una tercera persona.

Amanda señaló que ella y Lizette Farah viajaron solas a Los Cabos, aunque ahí se encontraron con otras personas.

“Estuvimos con un grupo de amigos”, comentó. Amanda de la Rosa describió a la Lizette como una mujer inteligente, seria y solidaria.

Comentó que nunca notó en ella gestos de locura, y dijo desconocer quién es el sujeto que busca la Procuraduría del Estado de México.

¿A quién se la diste?; reclaman a Farah
El Universal

Mauricio Gebara y su familia acusaron a Lizette Farah de la desaparición de la pequeña Paulette antes que la procuraduría mexiquense.

En entrevista con Televisa tras salir del arraigo dijo que su esposo le cuestionó sobre el paradero de la niña desde que se dieron cuenta de la ausencia de la menor.

“Hay pruebas que tu metiste un bulto a la casa, tu no metiste a la niña. ¿Dime a quién se la diste?, para las autoridades y para mi tú eres la principal sospechosa”, aseguró Lizette que le dijo Gebara mucho antes que los arraigaran.

A pregunta expresa de cómo su esposo podía pensar que había matado a su hija, Farah dijo que no se lo explicaba y que le contestó que entonces dónde estaba el bulto o la pijama de la niña y además que la nana y su otra hija habían visto a Paulette.

La busqué abajo de la cama, dice la niñera

La mañana de ayer sólo dos voces gritaban por Paulette: las de las hermanas Érika y Martha. Sus padres estaban ahí, en el departamento de Interlomas: “La señora Lizette, dormida, y el señor Mauricio como si no escuchara que la niña no aparecía”.

Érika y Martha Casimiro, niñeras de Paulette, dan su versión: “El lunes entré a la recámara de Paulette para despertarla; no estaba. Busqué debajo de la cama, en los closets, en el baño de su cuarto; enseguida escuché al señor Mauricio en la cocina, fui a buscarlo.

“Le comenté que la niña no estaba”, recordó Érika, quien junto con su hermana y los papás de Paulette fue arraigada casi una semana mientras se buscaba a la niña.

“Regresé con el señor Mauricio, me indicó que revisáramos bien; mientras tanto, él permanecía aún en la cocina. ‘Ha de estar por ahí, búsquenla bien’, decía, pregunten a los vigilantes, a los jardineros, suban a cada una de las torres, suban hasta el piso 15, pregunten en cada departamento’, iba indicando el señor Mauricio y sin mayor intento de buscar. Después de un rato nos alcanzó abajo”, afirmó Érika.

“Volvimos a recurrir al señor y nos dijo que le avisáramos a la señora; Lizette no contestaba; cuando finalmente despertó y supo que su hija no estaba, se levantó y se sentó a la computadora mientras fumaba un cigarro y tomaba café, y lo único que me decía los días posteriores a su desaparición era que no me preocupara, que la niña iba a aparecer en cualquier momento, que Paulette estaba bien. Yo los veía muy tranquilos”, dijo Érika.

“Pasaron 30 minutos antes de que la señora reaccionara; después de, el señor Mauricio comenzó a buscar con nosotras. Después la señora bajó al vestíbulo y pidió que se revisaran las cámaras, que se hablara con el administrador, pero estaba tranquila, no era una mujer violenta, sino más bien su reacción fue la de no darle importancia a lo que ocurría”, continuó Martha Casimiro.

Integridad a prueba

Cuando se avisó a las autoridades, Martha y Érika se sintieron amenazadas: “La policía nos interrogó, insistían en que dijéramos la verdad. Nos separaron, no permitieron que entráramos a nuestras recámaras, nos quitaron celulares, la señora entró al cuarto y tomó nuestras carteras. Nunca nos explicó por qué lo hizo. No las hemos recuperado.

“La familia jamás nos ofreció asesoría, el que nos ha ayudado es mi primo Salvador, que acaba de recibirse como abogado. No fuimos convocadas al velorio ni al sepelio, pero cuando salimos del arraigo la señora Lizette nos insistió, casi ordenó, que teníamos que irnos con ellas, pero a esa casa no volvemos. Esa familia nos ha dado la espalda”, dijo Martha.

Al igual que los papás de Paulette, fue durante los días en que permanecieron arraigadas en Toluca cuando se enteraron de la muerte de la menor. “Lloré el día completo, tenía la esperanza de que apareciera con vida”, dijo Martha, una mujer de 35 años que desde los 15 trabaja en el DF y que aún no se explica cómo pudo haber muerto Paulette.

Martha reprochó que se haya sospechado de ellas, y también manifestó su desconcierto por el lugar donde encontraron el cuerpo de Paulette.

“¿Cómo pudieron sospechar de nosotras que éramos tan apegadas a Paulette? Debajo de la cama no cabía un cuerpo, y no sólo yo, sino cientos de personas entraron a ese cuarto revisar. ¡Cómo es posible que haya aparecido su cuerpo ahí, debajo de la cama, si yo revisé mil veces y no, ella no estaba ahí!”.

El cuidado diario de Paulette recaía en gran medida en Martha y Érika.

“La niña dependía absolutamente de mí”, dice Érika, “yo era quien la despertaba, después su baño, la vestía, le daba medicamentos cuando los requería, jugábamos juntas y la acostaba; así todos los días. La familia nunca viajaba sin que Martha o yo estuviéramos ahí”.

Las hermanas se despertaban a las 06:00 horas todos los días, y se turnaban el descanso cada fin de semana, para que Paulette nunca estuviera sola.

“Martha decidía qué iba a comer Paulette; la señora jamás nos indicaba el menú o la ropa que debía vestir. No nos avisaba cuando salía de viaje, tampoco si salía a la calle ni con quién. Nos enteramos de que se había ido a Los Cabos con una amiga, ya después. El cuidado de Paulette era prácticamente nuestro; teníamos llave de la casa. El único que no tenía llave era el señor Mauricio, a él le abríamos la puerta”, dijo Érika.

Antes del hallazgo del cuerpo de Paulette, las autoridades fueron hasta donde viven sus papás a catear la casa.“Una madrugada la policía llegó a casa de mis padres, los sacaron y comenzaron a revisar por todas partes; decían que una niña se había perdido y que ellos estaban ahí para buscarla. Esta experiencia nos ha destrozado, no tenemos nada que ver en todo esto, hemos dado la cara, estamos en boca de todos y hemos perdido nuestro trabajo”, dijo Érika.

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