Monclova, Coah.- La empresa de capital estadounidense Trinity Rail está despidiendo entre 70 y 90 trabajadores, pero el viernes reciente ‘echó a la calle’ a 300 principalmente del área de Pintura, y el pronóstico es que para abril, la empresa quedará únicamente con personal para atender labores de mantenimiento, según ha trascendido por personas cercanas a la maquiladora, mientras que ésta guarda silencio.

‘No queda más que mirar hacia adelante’

Ángel Garza Montano, es un joven trabajador que este fin de semana causó baja dentro del despido masivo en Trinity Rail, pero dentro del escenario complicado, afirma que lejos de agachar la cabeza, hay que mirar siempre hacia adelante porque de lo contrario es peor la situación.

Cuando esto suceda, indicó Ángel Garza, “repercutirá también en Altos Hornos de México porque Trinity Rail es buen cliente de esta empresa porque le consume acero para producir carros ferroviarios con mercado de exportación fundamentalmente a Estados Unidos”.

Garza Montano, agregó que en los días siguientes los trabajadores estarán haciendo filas en sucursales bancarias para hacer efectivo el monto de las liquidaciones, luego que la empresa ya les entregó el documento que ampara la conclusión de la relación laboral.

Ángel Garza, dijo que se repite el mismo escenario de 2008 cuando la empresa Trinity Rail ejecutó un despido masivo de 1800 trabajadores que condujo al cierre de la factoría, dejando únicamente personal de mantenimiento preventivo en las instalaciones.

En medios de versiones múltiples por la catástrofe que llegó a Trinity Rail, algunos afirman que el problema es que Gunderson del Grupo Industrial Monclova les ganó contratos, pero otro establecen que los empresarios estadounidenses de Trinity declinaron continuar invirtiendo por el efecto Trump que ha amenazado a capitales de ese país para que se abstengan de invertir en México.

Los trabajadores señalaron que la diferencia entre Trinity Rail y la también monclovense Gunderson ambas dedicadas a producir carros ferroviarios, es que la primera es propiedad de estadounidenses nerviosos por sanciones en su país de Donald Trump, mientras que en la segunda el capital es de Grupo Industrial Monclova.