Saltillo, Coahuila.- El comedor comunitario que el padre Gilberto Martínez abrió para alimentar a las personas de escasos recursos de las colonias más pobres del surponiente de la ciudad, cumple 10 años de servir a la comunidad.

Cada mediodía, indigentes y personas sin trabajo acuden a comer a este lugar que se mantiene gracias a la caridad de las comunidades de la parroquia de Nuestra Señora de Shoenstatt. Se abrió casi al mismo tiempo en que el padre Gilberto asumió el cargo en esa comunidad parroquial.

El comedor es un humilde saloncito ubicado en un callejón cerca de la capilla de San Francisco de Asís, donde todos los días un grupo de mujeres cocina en grandes ollas para alimentar a niños, adultos mayores y mujeres que no tienen qué comer.

“Desde que llegamos aquí vimos la necesidad de ayudar, porque es un cinturón de pobreza de los más afectados de Saltillo. Al principio llevábamos despensas, pero luego vimos que a veces ni estufas ni gas tenían, menos lo demás para preparar los alimentos”, dice el padre Gilberto.

Por ello, la comunidad de la parroquia realizó actividades y se buscaron donativos para comprar un espacio cercano a dicho cinturón de pobreza, y así se cristalizó el comedor, ubicado cerca de las vías del ferrocarril, en la colonia Nueva Jerusalén.

El padre narra que para sostenerlo, los feligreses se cooperan y realizan actividades, pues tanto en la parroquia como en las seis capillas que la integran hay gente comprometida con hacer apostolado social.