Saltillo|Monclova|Piedras Negras|Acuña|Carbonífera|TorreónEdición Impresa
Máynez señala que Pemex está hipotecando el futuro de México Asegura Bárcena que paisanos aportan 324 mil mdd a Estados Unidos Hallan muerto a candidato desaparecido en Oaxaca Taylor Swift hace referencia a Grand Theft Auto Sony Pictures está listo para comprar Paramount

Zócalo

|

Coahuila

|

Información

< Coahuila

Coahuila

Dos tragedias mineras que aún llora Coahuila

Por Jesús Castro

Publicado el lunes, 20 de febrero del 2017 a las 18:27


Una noche de invierno la explosión dentro de una mina de la Región Carbonífera despertó a todos.

Sabinas, Coah.- Una noche de invierno la explosión dentro de una mina de la Región Carbonífera despertó a todos. Cientos corrieron en auxilio de los atrapados. Mujeres y niños llorando a las afueras del tiro vertical por donde vieron entrar horas antes a sus maridos, a sus hijos.

Por la mañana, voluntarios y trabajadores entraron a la mina a pesar de los riesgos, y por la tarde ya habían rescatado a 60 mineros fallecidos, a los que sus familias dieron sepultura. El rescate tuvo éxito sacando casi un mes después a la mayor parte de los que murieron atrapados.

Lo anterior no es producto de la ficción, pero tristemente no es el caso de Pasta de Conchos. Se trata del desastre de la mina El Hondo, en Sabinas, que sucedió en 1902 y que es considerada la mayor tragedia minera de Coahuila.

Aún así en aquel entonces, con muchos más riesgos, sin expertos ni tecnología, sin esperar informes o peritajes científicos, órdenes presidenciales o permiso de los dueños norteamericanos de la mina, ellos sí, los mineros de antaño rescataron todos los cuerpos.

El 19 de febrero de 2006 no fue igual. Por eso desde hace 11 años 63 cuerpos siguen enterrados en las profundidades de la mina 8 en Pasta de Conchos, porque ninguna autoridad permitió el rescate.


RESCATE A PESAR DE TODO

El libro El Hondo… Una Cuenta Pendiente de la Historia, del historiador Ramiro Flores Morales, contiene el relato muy detallado y documentado de la tragedia minera más grande de la que se tiene conocimiento en Coahuila, en la que murieron 105 mineros.

La narración permite observar similitudes entre ese desastre acontecido en 1902 y el de Pasta de Conchos, en 2006, pero con diferentes resultados. Algunas cosas los une, como la impunidad, porque en ninguno de los dos hubo sanción ni culpables, menos aún cárcel.

Escribe Ramiro Flores que el viernes 31 de enero de 1902, por la noche, luego de entrar el tercer turno a la mina El Hondo, los habitantes de Sabinas sintieron cimbrarse paredes y pisos. El gas grisú o “vaho del diablo”, como le conocen en aquella región, provocó la tragedia, al no tener la empresa las medidas necesarias para evitar que una chispa provocara ese desastre.

“La incertidumbre, desesperación e impotencia embargó a todo El Hondo, y en fracciones de segundo corrieron y llegaron a la bocamina del Tiro número 6, que eructaba una bocanada de humo negro. Ahí comprendieron que se acababa de producir una gran explosión”, escribe Flores Morales.

En su relato señala que el pueblo entero se arremolinó alrededor de las instalaciones mineras, porque la compañía dispuso trabajadores para prohibir el paso. Lo mismo que sucedió 104 años después afuera de la Mina 8 Unidad Pasta de Conchos, de lo que hay fotos de familias pegadas a la barda perimetral, llorando y desesperadas por saber sobre la magnitud del desastre.

La primera instrucción por parte de los dueños de la mina El Hondo fue que entrar a realizar el rescate en ese primer momento sabiendo “las probables condiciones del interior de la mina, hacían imposible meterse, hacerlo sería un suicidio. Había que esperar para instalar otro abanico y apresurar la ventilación”.

Pero no se enfrascaron en discusiones políticas o negociaciones con los gobiernos locales, estatales y federales. A las pocas horas la empresa Coahuila Coal Co. llevó el nuevo abanico, junto con gran cantidad de carboneros de minas vecinas a ofrecerse como voluntarios para el rescate.

Instalaron varios ventiladores a su máxima capacidad, con el temor de que al inyectar aire pudiera iniciarse fuego dentro de la mina, pero al no observar humo de los tiros, iniciaron el rescate. La primera cuadrilla de salvamento cargaba sólo una lámpara de seguridad, dos camillas de lona, cantimplora con agua y mucho miedo.

A las 3 de la tarde, del tiro inclinado salieron dos mineros del equipo de salvamento para solicitar refuerzos y sacar los cuerpos de los primeros 50 mineros que perecieron tras la explosión. Ese día lograron rescatar a otros 10, llegando a 60 los cuerpos que casi de inmediato llevaron a enterrar al panteón. De ellos el historiador Ramiro Flores publica nombres, edades y estado civil.

El 3 de febrero sacaron otros 24 cuerpos, cinco de ellos totalmente destrozados y desfigurados por los golpes de la explosión y el fuego. Un día después sacaron a otro, en medio de muchas dificultades porque había muchos derrumbes y la atmósfera era sofocante.

Al sexto día extrajeron dos cadáveres más; al octavo hubo seis más; al décimo otros dos, y así hasta el 6 de marzo, cuando el número de mineros fallecidos en la explosión llegó a 105. El relato de los rescates revela el riesgo de infecciones a los que estuvieron sujetos los rescatistas, y que poco importaron con tal de sacar los cuerpos.

PRETEXTOS Y ENCUBRIMIENTO

Ciento cuatro años después, otra explosión cimbró al pueblo de Nueva Rosita. Eran las 2:30 horas del 19 de febrero de 2006 cuando una explosión en la mina 8 de la Unidad Pasta de Conchos, puso en alerta a ciudadanos, autoridades y al Grupo México, dueño de la mina.

El testimonio de uno de los trabajadores, contenido en el primer informe que elaboró la Familia Pasta de Conchos, dice que el día de la explosión estaban dañados el malacate y las telesillas, y se le asignó cambiar el minero I.B.S del cañón de regreso al cañón banda; revisar el minero 2 que estaba fallando y el Shuttle Car estaba ponchado.

En ese turno no hubo producción, porque además de lo anterior, las locomotoras 1 y 2 estaban dañadas, una en el interior de la mina y la otra en el exterior. Cuando terminó su turno y salió de la mina, reportó verbalmente a los mecánicos del turno de tercera todos los problemas y que además se había reportado que había mucho gas. Se fue seguro de que el turno de tercera no bajaría.

“Como haya sido, finalmente, nos exponía todos los días a trabajar en condiciones muy inseguras. El superintendente, el gerente de la mina, el sindicato, los ingenieros, los trabajadores de otras minas, nosotros mismos, todos lo sabíamos: en Pasta de Conchos, tarde o temprano, pasaría algo”, testimonió Héctor Leija.

Ahora eran 65 los mineros atrapados. Como en El Hondo, las familias fueron detenidas afuera de la propiedad minera, en cuyos límites formaron campamentos en los que abundaban las oraciones, el llanto, la zozobra, la incertidumbre y la impotencia. Así pasaron tres días.

En ese tercer turno quedaron 65 mineros atrapados, de los cuales fueron rescatados solamente dos.

Luego tuvieron que soportar los pleitos políticos y las negociaciones con la empresa Minera México, General de Ulla, quienes usaron como vocero al secretario federal del Trabajo, Francisco Javier Salazar Sáenz, quien junto con el entonces gobernador Humberto Moreira anunció el 25 de febrero que “no había posibilidad alguna de supervivencia tras la explosión de metano”.

Dice el segundo informe de la Familia Pasta de Conchos que IMMSSA determinó sellar la mina a los dos días de la explosión y suspender el rescate de los mineros a los cinco días, argumentando que había “altas concentraciones de gas que impedían la subsistencia humana”.

Condiciones semejantes o peores tuvieron 104 años antes los rescatistas luego de la explosión de El Hondo, y aún así entraron y rescataron cuerpos el mismo día del derrumbe, y durante todo el siguiente mes.

Un año después volvieron a cancelar el rescate, luego de que la Familia Pasta de Conchos publicó su primer informe evidenciando todas las irregularidades técnicas.

El 4 de abril, Minera México ordenó el cierre de la mina, estando a menos de 150 metros de donde en teoría se encuentran los primeros restos. Permitieron la entrada a ingenieros de la empresa una vez que se desgasificó el tiro. Al salir, decretaron cancelar nuevamente el rescate y alegaron la existencia de dos peritajes con los que justificaban el peligro de entrar.

Señalaban que el agua que inundó la mina estaba contaminada. “Los trabajadores de rescate pueden estar expuestos a infecciones crónicas, incluyendo hepatitis, VIH, 13 patógenos entéricos y tuberculosis”, decía el peritaje.

Pero ni Minera México ni el Gobierno permitieron extraer el agua que inunda la mina para proceder al rescate, con el argumento de que el agua contaminada también representaba un riesgo para la salud pública. Por supuesto, los familiares se indignaron.

Desde entonces, cada año alguna autoridad federal o estatal anuncia o promete la apertura de la mina para el rescate de los restos de los 63 mineros. La verdad es que Minera México no obedece a nadie.

IMPUNIDAD

Ni la tragedia de El Hondo, ni la de Pasta de Conchos tuvieron justicia. A la empresa minera norteamericana Coahuila Coal Company no la emplazó ni la autoridad estatal ni federal, y sólo se hizo cargo de los gastos del funeral y 12 pesos, que era el salario que le correspondía al minero.

Un mes después de la explosión, según escribe Ramiro Flores, el entonces presidente Porfirio Díaz llegó a Coahuila por compromisos personales de su esposa y fue invitado a visitar las minas de Sabinas, acompañado por los administradores norteamericanos. Ahí fue contactado por las viudas de El Hondo, a quienes ayudó con un apoyo de 25 pesos por familia.

Volvió Díaz a su tren, se fue a pasear con los norteamericanos y luego volvió a la Ciudad de México, sin ordenar una investigación por el caso de la explosión que dejó tantas muertes. Por tanto, aquella tragedia, provocada por la falta de seguridad en la mina, quedó impune.

Lo mismo sucedió en Pasta de Conchos. Una pensión por familia, becas para los hijos y eso fue todo. No hubo detenidos. La investigación no declaró culpables. Los dueños de la mina no fueron sancionados ni acusados de homicidio intencional, a pesar de que Familia Pasta de Conchos comprobó una centena de irregularidades e inseguridad en el interior de la mina.

Más sobre esta sección Más en Coahuila

Hace 15 horas

Son ciudades coahuilenses de las más seguras del país

Hace 20 horas

Por una regulación segura y ordenada de cableados aéreos: Jericó Abramo

Hace 21 horas

Continuarán lluvias para Coahuila este fin de semana

Hace 1 dia

Que a partir de los 60 años accedan a beneficios de adultos mayores: Jaime Bueno

Hace 1 dia

Emiten alerta de tornado para Coahuila hoy; extreme precauciones

Hace 1 dia

Instalarán ‘Big Brother’ en penales de Coahuila

Hace 1 dia

Dan 6 años de prisión a pollero; intentaba cruzar a dos venezolanos en Piedras Negras

Hace 1 dia

El 12 de mayo iniciará búsqueda de primeros cuerpos en Pasta de Conchos

Hace 1 dia

Será reforma ‘mejoralito’ a pensiones; quedaría fondo en ceros en 6 años

Hace 1 dia

Se imprimieron el 60 por ciento de boletas electorales, llegan a Coahuila el 27 de abril

Hace 1 dia

Concluye Manolo con éxito Encuentros de Participación Ciudadana

Hace 1 dia

Aumentan a 2 mil 295 cruces fronterizos; mantienen baja afluencia