Internacional
Por AFP
Publicado el viernes, 10 de noviembre del 2017 a las 09:14
Beirut, Líbano.- Expulsado de su último bastión urbano en Siria, el grupo Estado Islámico (EI) llevó a cabo el viernes una espectacular contraofensiva y recuperó cerca de la mitad de la ciudad de Bukamal para intentar demostrar que sigue siendo poderoso pese al hundimiento de su “califato”.
Tres años después de haber conquistado extensos territorios en Siria e Irak, el EI ya perdió mucho terreno, eliminado de todas las grandes ciudades que controlaba en ambos países.
El jueves, los yihadistas habían perdido su última ciudad en Siria, Bukamal, una localidad de poca importancia en la frontera con Irak, en la provincia oriental de Deir Ezzor.
Pero al día siguiente de este revés, los yihadistas luchaban hasta el final para retomar su control.
“El EI contraatacó ya desde el jueves por la noche y recuperó más del 40% de la ciudad de Bukamal”, dijo a la AFP Rami Abdel Rahman, director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
“Los yihadistas (…) recuperaron numerosos barrios en el norte, noreste y noroeste” de la localidad, precisó Rahman, agregando que seguían produciéndose “violentos combates”.
El EI quiere seguir existiendo
Según el OSDH, la ofensiva del régimen sirio que había conseguido retomar el control el jueves de Bukamal estaba formada por milicianos iraquíes, combatientes del Hezbolá libanés y Guardianes de la Revolución iraníes.
Al contraatacar, el EI parece querer probar que, a pesar de ver reducido su territorio, sigue existiendo.
La organización yihadista sigue siendo la más temida en el mundo al ser fuente de inspiración para los autores de atentados en Siria pero también en cualquier parte del mundo.
El misterio rodea al líder de la formación, Abu Bakr al Baghdadi, al que se le atribuye una grabación difundida el pasado 29 de septiembre. En ella, llamó a sus combatientes a “resistir” ante sus enemigos.
El EI apenas controla ahora un 30% de la provincia siria de Deir Ezzor, que llegó a estar totalmente entre sus manos hace algunos meses.
Los yihadistas, que todavía dominan unas 20 localidades en el valle del Éufrates, padecen una doble ofensiva: una, del régimen de Damasco apoyado por su aliado ruso, y la otra de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), una coalición árabo-kurda que tiene el respaldo de Estados Unidos.
En otras partes del país, el EI controla dos barrios de Damasco y varios reductos en el centro y el sur sirio.
En Deir Ezzor, dividida por el Éufrates, las tropas gubernamentales operan en el flanco oeste del río y controlan el 38% de esta provincia petrolera.
Ubicadas en la orilla este, las FDS tienen en sus manos el 32% de la provincia.
Avance de las FDS
El viernes, las fuerzas de esta alianza arrebataron al EI cuatro pueblos a lo largo del Éufrates.
La coalición antiyihadista, dirigida por Estados Unidos, indicó recientemente que el número de sus ataques aéreos en Siria e Irak había disminuido mucho, tras la caída del EI.
Cuando el grupo ultrarradical esté erradicado de la provincia de Deir Ezzor, el ejército sirio y las FDS se verán confrontados, lo que aumentará el riesgo de choque o incluso de enfrentamiento entre los dos bandos beligerantes rivales.
Según los analistas, el régimen incluso estaría intentando retomar territorios o ciudades conquistadas por las FDS, como Raqa, excapital del EI en Siria, de donde los yihadistas fueron expulsados el 17 de octubre.
El conflicto en Siria estalló en 2011, con la represión por parte del régimen de Bashar Al Asad de las manifestaciones contra el poder, y fue volviéndose cada vez más complejo al involucrarse países extranjeros y grupos yihadistas, en un territorio cada vez más dividido.
Desde entonces, dejó más de 330.000 muertos y millones de desplazados y refugiados.
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