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El Niño Fidencio: Su historia y sus vivencias

Por Edith Mendoza

Publicado el sábado, 10 de octubre del 2009 a las 14:00


En Espinazo todo mundo conoce la historia de Fidencio Constantino, el “niño” que curó hasta a un Presidente de la República

Espinazo, N.L.- Miles de personas llegan año con año a Espinazo, Nuevo León. Hacen duras penitencias para agradar al Niño Fidencio y agradecer por los favores que han recibido.

Pero, ¿quién fue Fidencio Constantino y cómo es que reencarna en quienes ha designado como “materia” para seguir con su labor?

Esta región que ha acogido al fidencismo con los brazos abiertos es notablemente pobre. Aunque había permanecido olvidada de la mano de Dios, en los últimos meses muchas de sus calles ya aparecen pavimentadas y los días previos a la fiesta en honor a Fidencio, se detalla la construcción de unos arcos que van desde la entrada al pueblo, pasando frente a las casas ubicadas en la calle Jerusalén, que lleva hasta la casa en donde vivió y curaba.

Toda la gente en Espinazo conoce bien la historia del Niño Fidencio, un hombre de piel blanca, ojos verdes, pelo castaño y una estatura de 1.80 metros cuyo cuerpo no se desarrolló normalmente y que fue huérfano de padre y madre.

El nombre que aparece en su acta de nacimiento es José Fidencio Constantino Síntora, con fecha de nacimiento el 13 de noviembre de 1898, en el Valle de las Cuevas, Guanajuato.

Valle de las Cuevas es una ranchería con casas edificadas, y sus padres, el señor Socorro Constantino y la señora María del Tránsito Síntora, tuvieron además de Fidencio, a Buenaventura, Socorro, Joaquín y Fulgencia.

SU PROTECTOR

Fidencio Constantino fue muy cercano a Enrique López de la Fuente –quien después se convirtió en su protector– desde niños cuando acudían juntos a la escuela primaria. Junto a él, Fidencio tuvo sus primeros acercamientos con los oficios religiosos.

Don Enrique declaró alguna vez que en la escuela buscaban mucho a su compañero para que les adivinara la suerte. Con el tiempo, el padre de Fidencio se fue a pelear a la Revolución y luego, por diversas situaciones llega a Espinazo, Nuevo León, donde fue socorrido por don Teodoro Von Wernich, con quien hizo amistad. Ya establecido en Espinazo, se vuelven a cruzar las vidas de él y de Fidencio, quien llegó en tren.

Durante estos años, Fidencio adoptó como su padre a don Enrique y asume entre sus labores normales curar a jornaleros lastimados o enfermos, así como auxiliar a las mujeres en sus partos, por lo que empieza a ser apreciado por los pobladores de la región.

Sus métodos para curar eran muy poco ortodoxos. Igual quebraba una botella para usar un pedazo de vidrio para hacer una incisión y extirpar un tumor, que lanzaba naranjas por la espalda a personas con problemas mentales. Las plegarias eran básicas en todos los casos.

Ya se le conocía como el mejor curandero de la región noreste, pero no fue sino hasta 1928, cuando el entonces presidente Plutarco Elías Calles visitó esa población en busca de la ayuda de Fidencio y su fama se incrementó por mucho llegando hasta el extranjero.

El padecimiento que aquejaba al Presidente nunca salió a la luz, pero en esa ocasión Calles, totalmente desnudo, fue cubierto de miel y solamente tapado con una cobija. Como agradecimiento, el general Calles, envió por ferrocarril alimentos y medicamentos para cubrir en parte las necesidades de la población.

RESUCITARÍA AL TERCER DÍA, SEGÚN LA ESCRITURA

El Niño Fidencio murió a la edad de 40 años el 19 de octubre de 1938 en Espinazo, N.L. por muerte natural. Aunque algunos atribuyen su muerte a consecuencia de las largas jornadas de trabajo que realizaba para curar a sus enfermos, que llegaban a ser hasta de 48 horas, a veces sin probar alimento; otros tantos aseguran que fue por alcoholismo.

“Ya me voy, pero volveré, y nadie sabrá en quién”, dijo el Niño Fidencio en la hora de su muerte.

Los creyentes estaban convencidos de que resucitaría al tercer día, tal como las escrituras se refieren a Jesús. Por ello, su cuerpo permaneció durante ese tiempo en una cama de flores junto al pirul donde se trepaba mientras lanzaba naranjas a los enfermos. Incluso fue fotografiado.

Durante ese proceso, una persona sufrió una especie de posesión. Su rostro inclinado y con los ojos cerrados comenzó a hablar con una voz un poco más aguda. Los presentes consideraron que se trataba de una manifestación del Niño Fidencio.

Finalmente, fue sepultado en la casa en donde vivió, sitio que se ha convertido en un templo desde su muerte gracias a sus padres adoptivos Enrique López de la Fuente, Consuelo Villarreal Mendoza, y a sus hijos y demás descendencia que le sobreviven.

Don Enrique hizo grabar en su tumba la frase: “Quise y admiré a Fidencio porque fue un gran hombre”.

FIDENCISMO

Sin duda, Fidencio se hizo famoso por los “milagros” que sus pacientes llegaron a percibir y por los mecanismos que empleaba para “curarlos”.

Desde su muerte en 1938, han pasado casi 71 años y cada vez es mayor el número de personas que aseguran haber tenido alguna especie de comunicación con él, y que se convierten en “materias”, mejor conocidas como “cajitas”.

Las materias dicen ser personas dispuestas a que el Niño Fidencio emplee su cuerpo para seguir curando, no saben cuándo serán poseídos. De hecho, puede llegar a tomarlos dormidos y cuando despiertan se dan cuenta que igual están curando o peregrinando por el cerro de la Campana (…).

El pirul, el columpio y la charca, son los principales sitios en los que se siguen realizando los rituales para curar a las personas, que lle gan en la búsqueda de ayuda.

La casa en la que vivió el niño Fidencio se ha convertido en un templo. Se encuentra en la calle Jerusalén, a lado de la charca, tan sólo una cuadra la separa de la línea limítrofe del municipio de Castaños, Coahuila. Cualquier persona puede entrar y contemplar algunas fotografías que le fueron tomadas en vida, hasta el sepulcro donde yacen sus restos.

Pasando por un pasillo repleto de milagros, muletas y cartas de agradecimiento por los favores recibidos, se llega hasta el área de alabanzas, donde hay un altar y murales relativos a la vida y labor de Fidencio.

Al fondo hay una habitación donde vive doña Consuelo López Villarreal, una de las hijas del matrimonio que educó a Fidencio, es decir, su hermana adoptiva.

Los años no pasan en balde. Su madre fue auxiliada por su medio hermano cuando ella nació. Apenas tenía dos años cuando Fidencio murió, pero asegura que ha visto de cerca los milagros que el Niño Fidencio ha hecho aún después de muerto.

Como parte de la Iglesia Fidencista cristiana, como la hacen llamar, organizan una velación en honor a él desde el 17 al 19 de octubre, donde cientos de personas llegan, ya sea por curiosidad o en la búsqueda de la sanación.

¿QUÉ SON LAS CAJITAS, MATERIAS O CURANDERAS?

Son las palabras que se utilizan para dar nombre a las personas en quienes se manifiesta el santo niño, siendo cajitas el nombre más común y conocido por todos los fidencistas. Las cajitas pueden ser hombres, mujeres y hasta niños.

La edad no importa, pues el espíritu del Niño Fidencio siempre encontrará un vehículo adecuado para manifestarse. Las que son cajitas “de verdad” no cobran, solamente piden veladoras para dar luz al mundo y a los altares.

1898
» Nació el 13 de noviembre de 1898 en el Valle de las Cuevas Guanajuato.

Sus padres fueron Socorro Constantino y la señora María del Tránsito Síntora.

» Huérfano, tuvo sus primeros acercamientos religiosos en la primaria a donde asistía con Enrique López de la Fuente, quien más tarde se convertiría en su protector. Desde niño predecía el futuro a sus compañeros de la escuela.

» Durante la Revolución se separó de Enrique López de la Fuente, y cuando éste último llegó a Espinazo mandó traer a Fidencio en tren, donde al poco tiempo la hacía de curandero y ayudaba a las mujeres en sus partos.

1928
» El Presidente Plutarco Elías Calles visitó a Fidencio para ser curado de “algo”. Ese hecho cubrió las principales columnas de la prensa y los resultados fueron asombrosos, y su fama creció al doble.

1930
» Espinazo fue visitado por Salubridad de Nuevo León, ya que la cifra de tumbas en el panteón eran cerca de mil, lo cual representaba una alerta por la falta de higiene del lugar.

1938
» Inicio del Fidencismo

» El Niño Fidencio murió a la edad de 40 años el 19 de octubre de 1938 en Espinazo y se le determinó anemia, aunque otros pensaron que se trataba de alcoholismo.

» El cuerpo de Fidencio Constatino Síntora fue velado frente al pirul, ya que los creyentes pensaron que resucitaría días después, hasta que una persona presuntamente fue poseída, lo que se dice que le sucede a las materias o mediums.

1988
» Se organizó una fiesta en honor al Niño Fidencio, cuando trajeron una corona de oro que ahora está sobre su tumba. En la procesión trajo la corona a lo largo de los 27 kilómetros, desde el crucero con la carretera.

2009
» A casi 71 años de la muerte del Niño Fidencio, del 17 al 19 de octubre se le sigue conmemorando, en una doctrina que hasta la fecha es rechazada por la Iglesia católica.

» Las cajitas: Charlatanes o no, en la actualidad hay unas 300 materias, cifra que va en aumento.

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