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Por Néstor Jiménez
Publicado el domingo, 18 de junio del 2017 a las 09:00
Monclova, Coah.- Elisa estaba molesta, pues mientras su padre y hermanos acudían a la función de circo que se llevaría a cabo esa noche, ella tendría qu´w cuidar a su madre Julia Cervantes que entró en trabajo de parto y sería atendida por una comadrona.
La alegría se respiraba en el poblado de Nuevo Sombrerete, pues la carpa “Lazarín” se instaló para deleitar a chicos y grandes con su espectáculo, promovido por su propietario de nombre Lázaro.
Era el día 13 de septiembre de 1960, la función culminó a la par del alumbramiento en que vino al mundo Delia, la hermana menor de Elisa, dándose aviso a don Ismael Ríos Gutiérrez, padre de la criatura.
El arribo de la colorida caravana fue todo un acontecimiento y aunque no contaban con animales grandes, los artistas hicieron gala de sus destreza aunque no pasaba de ser un “Circo Garras”.
El empresario, una vez que terminó de recoger toda la parafernalia, dialogó con los viejos lugareños cuestionándolos acerca de una extraña leyenda, encontrando al hoy finado Vicente Campos y Homero González.
No era la primera vez que fuereños acudían a ese ejido del municipio de San Buenaventura en busca de un fabuloso tesoro que comprendía miles de pesos en oro.
Lázaro, de acento italiano, pues hablaba “cantadito”, supo que en las noches de luna llena se aparecía una marrana blanca (algunos aseguraban que sin cabeza), con sus críos, arrastraba cadenas y quien la siguiera sería conducido hasta dónde se ocultaba la fortuna enterrada de la antigua Hacienda de Sombrerete, donde vivió la familia Gutiérrez.
El cirquero estaba dispuesto a seguir al tenebroso animal y conseguir a como diera lugar las monedas de oro, con lo cual no tendría necesidad de seguir trabajando.
Este curioso episodio es parte de la historia del conocido ejido ubicado a 14 kilómetros de la cabecera municipal, sobre la carretera Estatal 38, tierra de hombres que lucharon por un bien común hasta lograr obtener sus propiedades bajo el lema de “La tierra es de quién la trabaja” y que cumple su 75 aniversario. El nombre de Sombrerete se le dio debido a un manantial que pasaba por el lugar y que provenía desde el poblado de Sardinas, más al poniente del actual ejido, de acuerdo al historiador Horacio Domínguez Lara.
Sentada en una mecedora en el porche de su casa, doña Elisa Ríos Cervantes, nacida el 8 de agosto de 1944, recordó que los propietarios de la hacienda eran varios familiares, entre ellos los hermanos Andrés y Jesús Gutiérrez.
“Me contaba mi abuelita, Virginia Gutiérrez que mi mamá jugaba con las hijas de uno de ellos, se llamaban Nella y Hortensia”.
A sus 73 años y madre de cuatro hijos, doña Elisa mostró una gran memoria narrando que la hacienda era inmensa con las construcciones de adobe y se dedicaba a la siembra de frijol, maíz, trigo y forrajes además de la cría de ganado.
“Eran muy buenas gentes, los fundadores de Sombrerete trabajaban de peones para ellos” y expresó que antes no existían los bancos por esos rumbos, los Gutiérrez acostumbraban enterrar su dinero en monedas de oro.
Recordó que sus familiares jugaban a las escondidas con las hermanas en las galeras, donde guardaban las cosechas y semillas y en cierta ocasión constataron que existían bultos muy duros y contenían dinero.
“Mi suegro, Margarito Sánchez Vidal les ayudaba a acarrear el dinero, pero nunca le mostraron el lugar exacto dónde lo sepultaban”.
De manera vivaz se remontó al día que nació su hermana Delia, hoy de casi 57 años y observó cómo se anunciaba la función del circo “Lazarín”.
“Ese cirquero, estaba igual que muchos que vinieron a buscar el tesoro, dicen que varios hallaron dinero”. En el Diario Oficial coahuilense, con fecha 28 de agosto de 1886, se lee claramente como el primer dueño Clemente Gutiérrez, de la Hacienda de Sombreretillo hizo petición de separarse de San Buena para pertenecer a Nadadores al igual lo hizo Jesús M. Lobo, de la Hacienda de Sardinas, ofreciéndose el proyecto de decreto a la Cámara de Diputados.
El 17 de agosto de 1936, los vecinos del poblado Francisco Peña, Maurilio Narváez, Benigno Sánchez, Francisco Ríos, Ramón Cervantes, Sabino Cervantes, Policarpo Ríos, Gonzalo Moncada, Pedro Vielma, Pedro Cervantes, Refugio Ramos, Antonio González, Pedro Cervantes hijo, Margarito Sánchez, Luis González, Refugio Ramos hijo, Santiago Castillo padre, Romualdo Rodríguez, Pedro Rodríguez, Alfonso Jiménez, Juan Cervantes, Francisco González, Gregorio de Luna, José de Luna, Martín Ríos, Vicente Fernández, Benito Vaquera, Francisco Ríos Padre, Jesús Ojeda, Delfino Ramírez, Bernardo González y Juan González solicitaron al gobernador del Estado, Jesús Valdez Sánchez, la conformación del ejido.
En el documento le hacen ver que carecían de tierras propias para el sostenimiento de su familia y eso los obligaba a vender a bajo precio su trabajo y plasmaron cinco puntos.
Domínguez Lara detalló que el sábado 26 de agosto de 1936 fue publicado en el Periódico Oficial la solicitud de ejido por parte de vecinos del poblado de Nuevo Sombrerete, municipio de San Buenaventura.
Fue hasta el 19 de octubre de 1938 cuando el gobernador de Coahuila, Miguel S. Aguirre, dio la resolución para que se conformara el ejido con un total de mil 325 hectáreas.
Ovidio Cervantes Martínez, actual secretario de la Mesa Directiva, recordó que tras estar siempre en busca de la dotación justa del agua y luchar por ella, finalmente el 18 de junio de 1942 llegó a la plaza del pueblo el representante agrario, Jesús Narro y entregó el documento en la antigua Escuela Primaria Francisco I. Madero (Hoy se halla sólo el piso y construyeron una nueva). Y es a partir de esa fecha que se celebra el aniversario. Cervantes Martínez, de extracción obrera y bisnieto del fundador Sabino Cervantes, ilustró que la actual mesa directiva está formada por el comisariado Jesús Rodríguez Lara; el tesorero, Rogelio Alvarado Cervantes; Luis Ángel Rodríguez Lara, del consejo de Vigilancia y el juez auxiliar, Homero González.
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