Saltillo, Coahuila.- El cómo un mingitorio puede revolucionar el arte para siempre es una divertida cuestión que tiene cien años de existencia, pues en 1917 el artista francés Marcel Duchamp cambió por completo la idea de lo que es el arte, dando así el salto hacia la modernidad con su obra La Fuente.

ROMPER PARADIGMAS

La pieza que fue presentada por primera vez en el Salón de Artistas Independientes en Nueva York, bajo el satírico seudónimo de Richard Mutt, consta de un urinario de porcelana blanca puesto al revés. Duchamp creía que cualquier objeto cotidiano podía ser arte si se sacaba de su función principal y era colocado en otro contexto. En este caso sacar el mingitorio del baño y colocarlo en la sala de un museo.

La concepción de los objetos y del arte que tenía Duchamp fue, en cierto sentido, precursor del movimiento artístico llamado Dadaísmo, el cual se formalizó en el año de 1918 bajo el manifiesto dadaísta del artista rumano Tristan Tzara.

Cuando La Fuente fue presentada el 10 de abril de 1917 a la Sociedad de Artistas Independientes causó un gran revuelo, pues aunque la Sociedad dijo que en la muestra no habría un jurado que dictaminara sobre la obra, todos estuvieron en contra de Duchamp y su urinario.

Acerca de este rechazo, la revista de arte The Blind Man, en su segundo y último número dijo “el hecho de que el señor Mutt realizara o no La Fuente con sus propias manos carece de importancia. La eligió. Cogió un artículo de la vida cotidiana y lo presentó de tal modo que su significado utilitario desapareció bajo un título y un punto de vista nuevos. Creó un pensamiento nuevo para ese objeto”.

La intención del francés era clara: provocar al público y volcar un nuevo paradigma en el arte sobre lo fugaz y lo efímero, pero también mirar su aspecto contemporáneo, para así volverlo un modo de vida. Para él, más allá del talento, lo que se tenía que imponer en el arte era la voluntad de creación.

RUPTURA

El cómo volver la vida cotidiana una experiencia artística fue el mayor logro que Duchamp dio al arte y a la posterior visión de lo que es. Más que una forma para comunicarse, el arte debe de ser una forma de conocimiento y la obra debe de ser un lazo personal entre el artista y cada uno de los posibles observadores de la obra.

“[Mi mayor logro:] Usar la pintura, usar el arte, para crear un modus vivendi, una forma de comprender la vida; esto es, por ahora, tratar de convertir mi vida misma en una obra de arte, en lugar de emplear mi vida en crear obras de arte en forma de pinturas o esculturas”, dijo Duchamp en una entrevista televisiva.

Gracias a esta visión que tuvo el autor de crear una nueva visión del arte como algo cotidiano, es que surgieron las nuevas corrientes artísticas del siglo, como el surrealismo, el dada y, 40 años después, el pop art.