Negocios
Por Autor Invitado
Publicado el lunes, 23 de julio del 2012 a las 19:34
México.- Derivado de una transformación del negocio, pero además consecuencia de los problemas de control, entre 2008 y 2012 el banco HSBC decidió cerrar 183 oficinas en el país, equivalente a 15 por ciento de sus sucursales.
De acuerdo con cifras de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), la firma de origen extranjero pasó de tener mil 251 oficinas a mil 68 en el periodo referido.
Las cifras del organismo indican que nueve entidades acapararon el 80 por ciento de los cierres: Distrito Federal, Nuevo León, Estado de México, Chihuahua, Puebla, Guanajuato, Jalisco, Veracruz y Tamaulipas.
En este periodo, solo se abrieron sucursales en Colima (56 oficinas), Tabasco (dos sucursales) y una en Quintana Roo.
El martes pasado, Paul Thurston, jefe ejecutivo de la oficina de banca minoritaria de HSBC, y quien presidió operaciones en México durante 14 meses a partir de 2007, reconoció ante senadores de Estados Unidos que por años hubo “significativas debilidades en la infraestructura de controles” en sus operaciones en México.
El ejecutivo dijo que en años recientes tomó la decisión de dejar de manejar operaciones en dólares en México, cerramos oficinas en áreas donde hay alto riesgo de lavado de dinero y la cancelación de cuentas de HSBC México en las Islas Caimán.
La empresa heredó del banco Bital, desde 2002, cientos de sucursales pequeñas, tan solo basta recordar aquella publicidad: “En cada esquina hay un Bital”,
Pero en 2010, y bajo las recomendaciones de las autoridades estadunidenses y mexicanas para mejorar el control de sus clientes y operaciones, HSBC llevó a cabo un plan en el que invirtió 700 millones de dólares para la remodelación de mil 200 sucursales y cajeros automáticos.
En ese entonces, Luis Peña Kegel, director general de la compañía, detalló que remodelar las sucursales, llevaría al menos tres años y requerirá una inversión de 450 mil dólares en promedio por oficina.
“Nuestros objetivos de negocio se basan en la rentabilidad de capital y utilidades, los planes a 2012 tienen como consecuencia ganar participación de mercado, pero no es el objetivo del banco per se, la meta es ofrecer mejor servicio al cliente, tener presencia sólida y rentabilizar el capital”, agregó.
La historia tras los cierres
El 26 de noviembre de 2008 se llevó a cabo una reunión de alto nivel entre los altos mandos de HSBC y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), el objetivo era poner sobre la mesa las medidas adoptadas por el banco tras los problemas de control identificados.
Michael Geoghegan, director general del Grupo HSBC, viajó a México para estar presente en la reunión y acudió a ella junto con Emilson Alonso, presidente de HSBC América Latina, y Luis Peña, director de HSBC en el país.
Guillermo Babatz, presidente de la CNBV, Patricio Bustamante, jefe de supervisión bancaria de la Comisión, y el jefe de la unidad de lavado de dinero, estuvieron por parte del organismo regulador.
En la reunión, los funcionarios de la CNBV reconocieron el “progreso significativo” realizado por el banco, no obstante los funcionarios se dijeron “muy preocupados” por las cuentas en dólares estadunidenses que tenía el banco en su rama en las Islas Caimán.
Después de la reunión, Emilson Alonso envió un correo electrónico a Peña Kegel pidiéndole que examinara la exportación de dólares en efectivo a Estados Unidos, incluyendo los volúmenes, los tipos de clientela a través de la red de sucursales y las sucursales involucradas.
Ese mismo día, Michael Geoghegan envió un correo electrónico a Alonso diciendo: “Se debe detener cualquier remesas en dólares… Debemos dejar los envíos de dólares”.
El 29 de noviembre, Peña Kegel escribió a Emilson Alonso: “Las dos acciones inmediatas que estamos tomando son los siguientes: a partir del 1 de diciembre ya no vamos a comprar o vender dólares en efectivo en ninguna sucursal…vamos a ahorrar el costo de operación de transporte y exportación de billetes de dólar… ”.
Ese mismo día, Geoghegan envió un correo electrónico a los altos directivos de HSBC México afirmando que si una sucursal incumplía con recabar los datos que permitieran la identificación del cliente, dicha oficina sería cerrada y todo el personal despedido sin importar la cantidad de negocios que se perdieran a causa de ello.
Ya en enero de 2009, Peña Kegel tenía previsto cerrar dos oficinas y despedir a todo el personal, “como medidas ejemplares” y estaba trabajando para identificar otras sucursales.
De acuerdo con el subcomité del Senado de Estados Unidos, entre enero y septiembre de 2008, HSBC México había repatriado a 3 mil millones a los Estados Unidos, que representaron 36 por ciento del mercado en ese año y el doble del monto de lo que Banamex había repatriado.
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