Nacional
Por Notimex
Publicado el sábado, 29 de agosto del 2009 a las 06:06
México.- Ante el posible rebrote de la influenza A(H1N1), la Iglesia Católica no descarta, de ser necesario, suspender peregrinaciones masivas, prohibir que en los templos se toque las imágenes religiosas y que se meta la mano en las pilas de agua bendita.
Sin embargo, las medidas se definirán durante un encuentro de Pastoral de la Salud a celebrarse en Guadalajara, Jalisco, del 21 al 23 de septiembre próximos.
En ese encuentro, se llevarán las propuestas para que las diócesis de la República se anticipen al rebrote y apliquen mecanismos de prevención, atención y auxilio a la población y a los feligreses.
El secretario ejecutivo de la Dimensión de Pastoral de la Salud del Episcopado Mexicano, Alejandro Torres López, aseguró que varias diócesis han implementado temas de higiene y prevención de enfermedades en los grupos parroquiales y “hasta en el catecismo infantil”.
En una entrevista difundida por el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME), no descartó la posibilidad de que se prohíban manifestaciones populares de religiosidad y devoción como ha ocurrido también en España.
“Este rubro será un reto para la Iglesia durante el invierno próximo”, ya que explicó que la religiosidad popular muchas de las veces consiste en un signo del contacto de la persona con el objeto que transmite la espiritualidad viva y consciente; y allí, temen, podrían surgir focos de contagio.
Hizo notar que “ha habido prohibición específica del contacto de los devotos con las imágenes, de las efigies de la Virgen y los santos, la suspensión de peregrinaciones y hasta celebraciones populares multitudinarias”.
Subrayó que en México ya vivimos dos experiencias de esta naturaleza: la suspensión de dos peregrinaciones muy numerosas a la Virgen de Guadalupe, de la diócesis de Toluca y la de Querétaro.
Asimismo, indicó que se prohibieron muchas manifestaciones de piedad popular, el persignarse con agua bendita y meter las manos a las pilas de agua, lo que ha sido muy doloroso para la gente.
“Por eso aquí hay un gran reto para la Iglesia, porque muchas veces es tan fuerte la fe del pueblo que aún pensando que está contaminada una estatua o alguna pila con agua bendita, no le importa, la gente no mide consecuencias; y sí, tenemos que buscar alternativas, tenemos que moderar y controlar estos elementos que son motivantes para la gente”, enfatizó.
No obstante, expuso que también la Iglesia católica deberá buscar alternativas para no restringir la devoción sin dar nada a cambio a sus fieles.
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