Nacional
Por Agencias
Publicado el domingo, 6 de diciembre del 2015 a las 00:19
BBC / Estados Unidos.- “Imagínate que tienes un detector de metales y estás en un terreno buscando oro. De repente, el aparato empieza a da la señal que indica éxito pero resulta que se trata sólo de una vieja lata de comida. Eso es un falso positivo”.
“El otro caso es que le das vueltas y vueltas a tu terreno y no encuentras nada, pero un mes después un agricultor viene con su tractor y al excavar encuentra un gran tesoro… tuviste un resultado falso negativo”.
Así ilustra la doctora Margaret McCartney dos de los términos con los que nos topamos quienes estamos interesados con las novedades en el mundo de la medicina.
McCartney fue invitada por la BBC junto con Carl Heneghan, catedrático de Medicina basada en evidencia de la Universidad de Oxford, para que nos aclararan algunas frases que se utilizan en el argot científico a los que no somos especialistas.
Ser negativo cuando es positivo
En esta ocasión, dos términos que se refieren a los cuatro resultados que pueden arrojar los exámenes que nos hacemos: verdadero positivo o negativo y falso positivo o negativo.
Un falso positivo es cuando uno piensa que algo es verdad cuando no lo es, y un falso negativo es cuando uno piensa que no hay algo que realmente está presente, resume McCartney.
La verdad de las pruebas médicas a los futbolistas
Para ponerlo en el contexto de las pruebas clínicas, Heneghan cita el ejemplo del análisis PSA que sirve para la detección precoz del cáncer de próstata.
“Lo que sucede es que mucha gente quiere hacerse la prueba. Cuando el resultado llega y dice es positivo, la persona piensa: ‘¡Tengo cáncer!’. Pero les tengo que explicar que, aunque la prueba diga eso, hay una probabilidad alta de que no sea cierto. Y lo mismo pasa cuando resulta positivo”.
“Uno tiene que tener eso muy en cuenta cada vez que hace el test, y a menudo es un concepto difícil de comprender”, señala el profesor.
Fuente de angustia
“Uno de los problemas realmente grandes -subraya McCartney- es la cantidad de ansiedad y angustia que le causa tanto a los doctores como a los pacientes”.
Sin embargo, para la doctora, hay una solución.
¿Qué exámenes médicos vale la pena hacerse y cuáles no?
“Creo firmemente que debería haber una forma automática de saber cuáles son las posibilidades de recibir un resultado falso positivo o negativo en cualquier test o investigación que estemos haciendo”.
“Cuando ordenamos que se le haga una prueba a alguien, el computador podría decirnos inmediatamente cuál es la probabilidad de que salga positivo cuando realmente no es el caso. Sería un gran avance y lo podríamos compartir con los pacientes”, señala.
¡Pero, un momento!
Si el doctor nos manda a hacernos exámenes, seguramente es porque los resultados de estos son considerados confiables, ¿no?
“Ningún test es 100% preciso”, aclara McCartney.
Entonces, ¿debe haber un nivel que indique lo que es aceptable?
“No, y ahí es donde se complica. Una de las cuestiones más importantes es que uno combina la información: síntomas y señales con pruebas diagnósticas para llegar a una conclusión”, explica Heneghan.
Y hay un problema adicional: cuando la probabilidad de que la persona tenga la enfermedad no es muy alta, los exámenes funcionan muy mal. Eso quiere decir que si se trata de examinar a gente sana para detectar enfermedades -como se hace a menudo con personas de cierta edad para ciertos tipos de cáncer-, se reciben números substanciales de falsos positivos.
“Ese es uno de los grandes dilemas de los programas para detección de enfermedades: el beneficio potencial de lo que estamos ofreciendo, ¿compensa el daño que van a causar los falsos positivos?”, cuenta Heneghan.
“De hecho, yo quiero resaltar este problema pues creo que es fácil entender cómo un falso negativo puede ser perjudicial -si es una prueba de cáncer y no lo detecta, eso puede ser letal-, pero, ¿qué pasa cuando la prueba indica que sí tienes cáncer y resulta que no es cierto?”, pregunta McCartney.
“¿Un poco preocupante, pero al final son buenas noticias, así que no pasó nada malo?
Eso es lo que podemos pensar y ciertamente es lo que mucha de la literatura médica refleja. Pero a mí me parece que esa actitud es condescendiente pues en realidad puede ser absolutamente devastador”.
“Un falso positivo no sólo puede producirte una ansiedad que afecte seriamente la vida mientras se aclara, sino que también puede llevar a que se hagan otras pruebas para tratar de llegar a un mejor diagnóstico, y esos exámenes también son capaces de causar daños”, señala McCartney y recuerda el caso de un exprimer ministro de Canadá.
“No tenía ningún síntoma pero le hicieron un escáner de pulmones en un chequeo rutinario y encontraron un nódulo. Al hacerle la biopsia al nódulo, causaron pancreatitis. Pasó meses en cuidados intensivos, estuvo tremendamente mal”.
“El nódulo resultó ser completamente benigno: fue un falso positivo que disparó una cadena de investigaciones y daños palpables”.
Y la doctora concluye: “se trata de un asunto extraordinariamente complejo en términos del equilibrio entre el riesgo y el beneficio”.
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