Nacional
Por El Universal
Publicado el viernes, 9 de julio del 2010 a las 18:42
México.- El jueves primero de julio, el huracán “Alex” de categoría 2 en la escala Saffir-Simpson tocó tierra y amenazó a la ciudad regia.
Medios internacionales reportaron inundaciones y daños provocados por el primer huracán de la temporada 2010 del Atlántico.
Alrededor de cuatro millones de habitantes de la zona metropolitana de Monterrey padecen de escasez de agua potable, falta de energía eléctrica en amplios sectores, acumulación de lodo y basura en las calles y viviendas, así como el riesgo de enfermedades gastrointestinales y de un brote de dengue.
Esta no es la primera vez que la ciudad de Monterrey es víctima de un fenómeno natural. Los sitios Encicloregia y Leoncillo Sabino cuentan la historia de la inundación de 1909 y recopilan una serie de imágenes sobre el suceso.
En 1909, la metrópoli también vivió una de las más grandes inundaciones de su historia. Durante ese año, los meses fueron muy secos, pero en agosto empezó a llover copiosamente, sobre todo del 23 al 29 del mismo mes.
El viernes 27, a partir de la una de la tarde empezaron a caer las primeras gotas de tormenta, que poco a poco azotaban con más furia, y que no cesó hasta las primeras horas del domingo.
El agua corrió apresuradamente montaña abajo hacia el valle, llenando el Río de Santa Catarina, que se desbordó. La precipitación del agua fue tan fuerte y repentina que gran parte de la población falleció.
Algunas familias que vivían cerca del río lograron evacuar sus casas, trasladándose a los corredores del Palacio Municipal y al Kiosco de la Plaza Zaragoza. Algunas personas del barrio San Luisito huyeron a las faldas de Loma Larga. Mientras, las calles empezaban a convertirse en corrientes impetuosas que desembocaban en el cauce del Río Santa Catarina.
El agua se elevó por encima de los 25 centímetros y se extendió a más de una milla y media. El servicio de tranvías fue suspendido y se perdieron bases, rieles y puentes. La planta de energía eléctrica también quedó fuera de servicio.
El mayor número de muertos ocurrió en San Luisito, situado en el lado opuesto del río sobre la parte baja y habitada por muchos de clase pobre, cuyas casas de adobe se desvanecieron con la rapidez del agua, y sus habitantes fueron sepultados bajo las ruinas.
De acuerdo a una crónica de la época, hecha por Oswaldo Sánchez y Alfonso Zaragoza, sólo en Monterrey hubo 3 mil muertos, y entre 5 y 6 mil en todo el Estado. Las pérdidas materiales se calcularon en 80 millones de pesos.
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