Mary Carmen Urrieta | Saltillo.- Hace casi un año que vi el trailer de La La Land y lo confieso, ¡quedé encantada! No sólo por Ryan Gosling en pantalla cantando, tocando piano y bailando (pues el hombre en muchos de sus roles ha sido de un inexpresivo cañón!)… algo me decía que la cinta era prometedora, buena, romántica y exaltaba el jazz. Wow, una gran apuesta musical y cinematográfica.

Hace unos días corrí a ver en preestreno esta cinta de Damien Chazelle y debo aclarar muchas cosas y diré algo un poco incoherente: la película me gustó, me dejó pensando en la historia de amor, en el recurso del “qué hubiera pasado si…”, se me hizo bonita visualmente, coordinada en algunos números musicales y llena de color, pero creo que es todo eso y hasta ahí.

¿De qué trata? Fácil: Mia (Emma Stone) es una aspirante a actriz y vive en Los Ángeles, donde participa en cuanto casting consigue, pues espera la gran oportunidad, también escribe guiones. Un día se topa con Sebastian (Ryan Gosling), un pianista amante del jazz de los 50 y 60 que busca tener su propio club en el que se toque… claro, jazz. A ambos les llegan (de forma distinta) la fama y la fortuna.

Coincidencias, pláticas y números musicales acercan a esta pareja a vivir una historia de amor, misma que seguimos de acuerdo con las estaciones del año.

Suceden más situaciones que no contaré como parte de la historia.

Lo que sí escribiré se leerá incoherente… No considero que La La Land sea la cinta que la Academia deba colocar en los anales de la historia cinematográfica con 14 nominaciones.

Y no es porque sea amargada o aborrezca los musicales, que, de hecho, me gustan desde niña por un amor cinematográfico heredado por mi madre, sino porque considero que aunque es una propuesta agradable (visual y sonoramente hablando) tiene faltas importantes en su guión, en sus personajes y en la resolución de algunos aspectos fuertes de la historia. Que no se “maquillan” u olvidan con poner a cantar y bailar a los protagonistas.

Se arreglan dándole resoluciones coherentes a cada situación que viven Mia y Sebastian justificando o atando algunos cabos que pudieran quedar sueltos desde su presentación como personajes, sus aspiraciones, etcétera, que se ven por encimita y luego se olvidan, pudiéndose resolver.

Al terminar de ver la película, a la que en México le agregaron una frase más (La La Land: Una Historia de Amor) creo que se trata de una historia que desafortunadamente cayó en manos de una Academia necesitada de “colorear” una entrega que será polémica, llena de discursos y reclamos ante la situación que vive el mundo en general.

Quizá en otro momento histórico la hubiéramos visto nominada por Mejor Canción… y ya.

Pero… ya veremos qué sucede este domingo 26 de febrero.

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La La Land

Dirección: Damien Chazelle
Guión: Damien Chazelle
Música: Justin Hurwitz
Protagonistas: Emma Stone y Ryan Gosling