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La travesía de una escritora

Por Christian García

Publicado el martes, 31 de octubre del 2017 a las 10:05


La poeta, narradora y ensayista aborda en su obra el dolor físico y su paso por ciudades extranjeras.

Saltillo, Coahuila.- La enfermedad y los viajes a ciudades extranjeras son los temas con los que la escritora saltillense Carmen Ávila ganó el Premio Nacional Dolores Castro 2017 en las categorías de poesía y ensayo.

Su obra expresa, por una parte, el dolor físico y, por otra, el análisis de una cultura desde el punto de vista del extranjero.

Elegido vencedor por un jurado que se conformó de los poetas Rocío García Rey, Francisco Javier Martínez Farfán y Óscar Alejandro Santos Femat, el poemario El Virus de Munch nace como una necesidad de exponer la enfermedad, a la vez que juega con la figura del pintor noruego (Edvard Munch), en donde la metáfora de la angustia se dibuja como la famosa pintura de El Grito.

“El Virus de Munch trata sobre un viaje que realicé a Noruega, en donde las temperaturas invernales me enfermaron. Se me complicó la gripa y cuando llegué a México duré tres meses enferma; en el desespero de la convalecencia se me ocurrió escribir este libro.

“Se puede decir que el tema principal de El Virus es de la enfermedad, pero también aborda la desesperación y la angustia, todo aunado con la figura del pintor Edvard Munch, quien vivió en Oslo. La idea era tratar la crisis de la enfermedad que estaba pasando dentro del poemario”, expresó Ávila.

ENFERMEDAD Y POESÍA

Para Ávila, las complicaciones físicas que acarrea la enfermedad son un tema que explorar; son en su obra un páramo abierto para llenar con el uso de la palabra, la cual intenta ser una cura o una catarsis para el cuerpo y la sociedad.

“Es la primera vez que trato el tema de las enfermedades en un libro y creo que el arte es la cura para las enfermedades de nuestro tiempo. La poesía y la pintura, como lo expresó Munch, son los caminos que debe de seguir el artista para curarse de la realidad tan fuerte que vivimos”, comentó.

Aunque la metáfora de las enfermedades en la poesía no es nuevo, sí se ha visto un nuevo repunte para tratar este tema. Desde las enfermedades físicas hasta las sicológicas, son maneras de expresar un universo caótico que puede resumirse en un México enfermo, señala Ávila.

“Creo que México es un cuerpo y que ahora está enfermo, si se puede decir. Estas expresiones, desde el arte, ya sea la poesía, la pintura, la narrativa o el teatro, son una manera de exponer el estado en el que está el país. Y es un tema que han tratado escritores como Óscar David López y Sergio Loo. Pienso que la enfermedad es un tema tan personal, pero que no sólo puede reflejar la condición física de la persona, sino la condición social en la que se mueve o se desarrolla el poeta o su poesía”, declaró.

DE VUELTA AL VIAJE

Ávila da un giro total en el segundo libro con el que resultó ganadora en la categoría de ensayo. A través de seis anécdotas recoge la identidad de las personas y las ciudades que ha visitado. Esta obra fue elegida ganadora por el jurado conformado por Mario Gensollen Mendoza, María Rebeca Padilla de la Torre y Brenda Ríos Hernández.

“Ciudades Visibles es un libro de ensayos en el que cada uno trata sobre una ciudad y un objeto diferente. Las ciudades son Praga, Berlín, Tailandia y Lima; los objetos son paraguas, maletas, la religión y los limones. Los ensayos son analogías entre las ciudades, los objetos y las personas que se cruzan con anécdotas que me sucedieron en cada una de estas ciudades y donde veo a los habitantes”, dijo.

Los viajes son uno de los motores que arrancan la literatura de Ávila, pues la escritora ganó también, en el 2015, una mención honorífica en el mismo premio por su libro Colección de Ciudades Salvajes en la categoría de narrativa.

Esta colección de cuentos son ficciones que brotaron de la memoria y la imaginación de Ávila al conocer ciudades distintas. En contraposición, Ciudades Visibles son narraciones reales, en la que una sencilla historia da paso a un acercamiento a la cultura extranjera.

“Mi obra literaria se ha nutrido mucho de los viajes más allá de experiencias personales, porque creo que como artista me he alimentado y nutrido demasiado de lo que he visto; un viaje te abre los ojos, te muestra otras culturas, otros mundos”, finalizó la autora.

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