México, DF.- El turismo de una ciudad no sólo está conformado por los atractivos tangibles; sino también por las leyendas que rodean a sus edificios más emblemáticos, como el caso del Estadio Azteca, también conocido como el Coloso de Santa Úrsula, el cual es un referente para los visitantes de la Ciudad de México.

Este estadio ha sido sede de dos Mundiales, conciertos y hasta recinto para albergar al Papa Juan Pablo II, su historia se remonta a la década de los 60, concretamente al año 1962, cuando inició su construcción, la cual duro cuatro años siendo inaugurado el 29 de mayo de 1966.

Durante su más de 40 años, este coloso no se ha salvado de las historias y leyendas urbanas, en donde dicen los que saben, ahí se respira el miedo.

De acuerdo con el sitio leyendasmexico.com, durante la construcción del inmueble hubo muchas muertes y desapariciones de trabajadores, ya que con las instrucciones de los arquitectos se siguió una antigua tradición, en la cual la si se quiere sobrevivir a los embates del tiempo, debe serlo a base de sangre. Las historias cuentan que muchos empleados cayeron en los fosos de construcción durante la obra, cuando se rellenaban con hormigón o cemento.

Otros dicen que se enviaban cuadrillas a ciertas partes del lugar, y algunos de ellos ya no volvían. Comentan que por las noches, se escuchan ruidos de personas en plena construcción, lamentos y gritos pidiendo ayuda.

Sin embargo, esta no es la única leyenda, pues gente que ha trabajado en el inmueble, asegura que en las noches se aparece un niño pidiendo ayuda, que busca a sus padres. Según cuentan, este infante murió aplastado después de que una avalancha humana se atascara en uno de los túneles ocasionada por el furor de un evento deportivo.

No obstante, hay otra historia más aterradora, pues se dice que el terreno en donde esta construido el Coloso de Santa Úrsula era en realidad un cementerio azteca, y por ende sagrado. Según se cuenta, los encargados del proyecto fueron advertidos de que no se construyera el estadio ahí, sin embargo, ellos hicieron caso omiso y siguieron con la obra. Hay quienes piensan que muchas de las desapariciones se dieron por este pequeño detalle.