Nacional
Por El Universal
Publicado el martes, 27 de julio del 2010 a las 14:00
Por Lilly Téllez | México, DF.- “Te traicionó Amanda de la Rosa, ¿tienes idea por qué?”, le pregunté a Lizette Farah hace más de dos meses.
“La Procu (General de Justicia del Estado de México) la tiene agarrada de los huevos”, respondió resignada.
La pregunta vino a cuento porque Amanda de la Rosa se había presentado en el noticiario “Hechos AM” de Televisión Azteca. Mónica Garza le preguntó que si metería las manos al fuego por Lizette y De la Rosa contestó que no metía las manos al fuego por nadie.
La aseveración fue devastadora. Se dio en pleno linchamiento a la madre de Paulette. Sin embargo, para Lizette lo de Amanda era lo de menos, acababa de recibir una llamada: le avisaron que la Procuraduría de Peña Nieto la acusaría y detendría por homicidio imprudencial. Nerviosa, delgadísima, se sentía acorralada.
Sabía lo de Amanda porque ella misma le dijo que la Procuraduría le encontró mariguana en su automóvil, que la tenían “agarrada de los huevos” y que no la podía defender.
“¡Cómo se le ocurre traer unos churros de mariguana en el coche! ¡me hundió a mí para salvarse ella!”, dijo Lizette.
Que Amanda consumía drogas no era nuevo para Lizette, lo que la sorprendió fue la traición: “Nunca me lo hubiera imaginado”. Habían sido amigas desde la infancia.
A pregunta expresa, Lizette aseguró que no compartía el gusto de Amanda. “Yo no uso mariguana, ni siquiera bebo alcohol, sólo fumo marlboros y tomo mucho café”, confió.
Dos personas presenciaban esta entrevista en la casa de su madre. En el momento en el que hablábamos de Amanda, una de ellas le dijo a Lizette que De la Rosa insistía desesperadamente en que se reunieran, quería comentarle que escribiría un libro sobre Paulette.
ESCRIBEN LA HISTORIA Lizette estalló en rabia. Gritó que no quería volver a ver a Amanda en toda su vida y que era el colmo que pensara en utilizar la muerte de su hija.
Habían pasado sólo 37 días desde la desaparición de Paulette cuando Lizette Farah se enteró de los planes de Amanda para debutar como escritora. Estaba furiosa.
“¿Pero que pretende Amanda?, dijo Lisette.
Ignoro lo que sucedió después entre Amanda y Lisette. Es claro que De la Rosa escribió rápido; el texto se vende mejor mientras el asunto de Paulette se mantenga todavía “caliente” entre el público.
Ahora que De la Rosa promociona su historia en los medios de comunicación, parece que considera una virtud que las procuradurías de justicia no fabriquen culpables.
Ahora que Amanda se estrena como escritora, me preguntó: ¿qué pasó con el asunto de la droga? ¿todavía tiene la Procuraduría General de Justicia del Estado de México a Amanda en tan penosa situación? y, sobre todo, ¿quién se llevó a Paulette Gebera Farah? ¿quién sembró su cuerpo al pie de la cama? ¿quién le hará justicia?
El mensaje de Amanda para Lizette era claro: le estaba avisando que redactaría el libro. Aquello no fue una solicitud de permiso para hacerlo.
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