Arte
Por Christian García
Publicado el sábado, 11 de noviembre del 2017 a las 07:11
Saltillo, Coahuila.- Juan Rulfo es el escritor más grande de la literatura mexicana, pero fue también un “gran mentiroso”. Así lo dijo Dante Medina en su conferencia Rostros, Máscaras, Retratos de Juan Rulfo, que se presentó en el marco del aniversario de la Librería del Fondo de Cultura Económica Carlos Monsiváis.
Esta figura que el escritor de Pedro Páramo creó durante años alrededor de su persona, como un hombre de pocas palabras, serio, y tímido, es una de las leyendas que mantienen su nombre en la boca de los lectores. Pero Medina opina que, aun sin esta forma de ser, el jalisciense seguiría siendo el padre de la novela mexicana.
“Aun sin la figura del mito de Rulfo o del personaje Rulfo, o sin su biografía tan extraña, asombrosa, laberíntica y hasta falsificada, que es interesantísima, la obra rulfiana basta para abarcar todo lo extraordinario de la escritura. Esta misma, vale por la increíble magistralidad.
“La obra de Rulfo es un monumento a la literatura universal, pues aunque puede leerse como un documento de cuándo fue hecha y por quién, traspasa las fronteras del momento”, comentó Medina en entrevista con Zócalo.
Las mentiras
Estas mentiras de las que Rulfo se servía para engañar a sus conocidos, amigos y periodistas, fueron también las que dieron forma a sus libros El Llano en Llamas y Pedro Páramo.
Aunque las obras se han visto como un documento sobre la guerra cristera y la revolución, el conferencista cree que eso no importa dentro del valor literario de los escritos rulfianos.
“No creo que importe lo que sucede en la realidad cuando nos enfrentamos a la creación artística. Tampoco vale detenerse en la discusión entre si la obra de Rulfo es o no una fotografía de los hechos, de si sucedió o no sucedió. Lo importante es si encontramos la inspiración en un proceso de creación y si lo absorbimos. El estar atado a los hechos no tiene qué ver con el proceso de creación.
“Uno no puede crear una gran obra de ficción copiando la realidad, se escribe fabricando un objeto del mundo de la ficción y eso fue lo que hizo Rulfo. El ejemplo más grande es Comala, un sitio totalmente ficticio, pero con el que se puede jugar para ubicarlo en la realidad”, declaró el autor de La Dama de la Gardenia.
A través del lente
En la Comala de Rulfo hace tanto calor “que muchos de los que allí se mueren, al llegar al infierno regresan por su cobija”. Este desierto seco es un lugar por el que el escritor nacido en Sayula sentía un amor inmenso. Tan grande, que lo captó en imágenes.
“Tenemos a una persona que tiene dos expresiones artísticas: por un lado la literatura y por otro la fotografía. Y ese personaje tiene una preferencia por los paisajes desolados, muertos, secos. Es sólo un gusto personal que utiliza en sus obras, en donde refleja este universo desértico que tanto le gustaba, es posible que las dos artes de Rulfo puedan dialogar”, dijo el catedrático.
Fotógrafo, novelista, cuentista, guionista y poeta. Este es el Rulfo de múltiples caras que atrapó a más de una generación.
“Rulfo es un gran poeta de la novela. Toda su obra tiene lo que la poesía posee: música, metáfora, imagen y evocación. Pedro Páramo posee todas estas características y sigue siendo una enorme novela de un enorme escritor”, puntualizó Medina.
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