Nacional
Por Sipse
Publicado el miércoles, 15 de febrero del 2012 a las 00:43
Chetumal, Q. Roo.- Mis abuelos tienen 55 años de casados, a la fecha pese a las constantes infidelidades del viejo, nunca pensaron en el divorcio, pero era porque las educaban a las mujeres así, que aguantaran, explica Carmina Aguilera, de 22 años de edad. Ciertamente, los tiempos han cambiado, en Chetumal por ejemplo, en el 2011 de los más de mil matrimonios, se registraron casi 300 divorcios, una cifra elevada para tan pequeña ciudad. Las causas son diversas de acuerdo con la coordinadora del Registro Civil en Othón P. Blanco, Trina Argelia Pinzón Rosas; el rango de edad promedio de las rupturas, es de entre 30 y 34 años.
Carmina no cree en el matrimonio como fuente de felicidad, ni mucho menos como una garantía de que las cosas saldrán bien, pues a su edad, sostiene que las relaciones matrimoniales ya pasaron de moda.
Eso se estimaba cuando los abuelos eran jóvenes, ahora ya no, casarse para toda la vida ya no existe, indicó. Y en ese tenor, la coordinadora del Registro Civil en Othón P. Blanco afirmó que el argumento constante de las parejas que se divorcian, es que “el amor se acabó”.
Pero para que el amor se acabe, debe haber una causa, la mayoría es porque no hay compatibilidad de caracteres, pero en el período de noviazgo en que la gente debiera conocer eso, los novios se traen una máscara y guarda sus defectos -ríe-, por eso terminan las relaciones, dice bien el dicho ‘quieres conocer a Andrés, vive con él’, explica.
Una de las razones en que los sujetos en sociedad conyugal deciden separarse, es por infidelidad, término que se utiliza en muchas revistas y publicaciones. La revista electrónica de Psicología de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), define que “alguien nos desilusiona o desilusionamos a alguien, porque no fuimos ese objeto que iba a llenar la falta, no pudimos ser ese gran otro. Tampoco el otro pudo adquirir ese estatuto de otro ideal que aspiraría a una especie de fusión totalizadora. Pero la búsqueda sigue, la infidelidad acecha, haciendo de nosotros unos infieles potenciales”.
Carmina afirma que si ella hubiera sido su abuela, no habría llegado ni a la mitad de su matrimonio al aguantar las infidelidades de su abuelo, quienes finalmente crecieron en una sociedad tradicionalista.
Pero el fenómeno del matrimonio está cambiando, de acuerdo con el Código Civil, éste “es la unión libre de un hombre y una mujer para realizar la comunidad de vida, en donde ambos se procuran respeto, igualdad, y ayuda mutua, con la posibilidad de crear hijos de manera libre, responsable e informada”, pero la tendencia es al contrario, las parejas tienen hijos, y solo un 10% contrae matrimonio posteriormente.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), de 2005 a 2011, en Quintana Roo de los nacimientos registrados, el estado civil de la madre en un 44.1 % era unión libre, mientras que a nivel nacional, el porcentaje era 35.5 %. Las casadas, ocuparon 37.9 % mientras que el global del país, es 35.6 %. Las mujeres solteras en el estado que tuvieron hijos, representaron el 11.7 % y en México el porcentaje es superior en un 13.6%.
En el primer mes del 2012, en Othón P. Blanco se registraron 108 matrimonios y 57 divorcios. En 2011, en total, sumaron mil 18 uniones matrimoniales, y 285 divorcios, nuevamente enero, presentó la cifra más alta de divorcios pues los Juzgados del Tribunal de Justicia del estado, dejan de laborar desde el 16 de diciembre, por lo que apresurados, los miembros de la sociedad matrimonial, buscan su separación a penas inicie el año.
Paradójicamente, febrero y marzo son los meses en que más se casa la gente. En el 2011, febrero registró 112 y marzo 226 enlaces. Febrero, se explica porque en estas fechas en que se celebra el 14 de febrero, el Ayuntamiento acostumbra organizar las bodas colectivas. Este año, se unirán 115 parejas que en días previos, firmaron su intención ante el Registro Civil.
El divorcio es la mejor forma de vivir sin violencia: IQM
Desde su acepción, la palabra matrimonio, guarda una relación estrecha con la mujer. Se deriva del latín de la unión de las raíces “matris” que es “madre y “monium” que significa “carga o gravamen”. Ello, generó que en el pasado, la mujer “aguantara” el dominio del hombre en la relación marital. En la época gregoriana, se sostenía que “para la madre el niño es antes del parto oneroso, en el parto doloroso y después del parto gravoso”. Pero en la actualidad, la figura superior del hombre y la violencia que muchas veces ejercía, se ha agotado y de esta “rebelión” femenina sostenida en las leyes, se generan las separaciones.
La directora del Instituto Quintanarroense de la Mujer (IQM), Lizbeth Gamboa Song, explica que hay ocasiones en que los divorcios son la mejor forma de vivir sin violencia, ya que cuando la convivencia se dificulta y el propósito del contrato matrimonial se ve sobrepasado, lo mejor es poner fin a la relación de modo pacífico.
El organismo, a través de las asesorías jurídicas, ayuda a las personas que se encuentran viviendo un ciclo de violencia y desean concluirlo hasta la ejecución del divorcio, pues hay ocasiones, en que la separación física de las parejas, es la única manera de que se viva libres de violencia.
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