Saltillo, Coah.- Pruebas forenses realizadas a Max en Estados Unidos, -el can que supuestamente atacó a un menor de edad en Saltillo-, parecen indicar que el perro fue inculpado injustamente de dicha agresión al no encontrarse rastros de sangre o tejido en el cuerpo u hocico del animal.

A través de su cuenta de Facebook el defensor de los derechos animales, Raúl Julia Levy, publicó que recientemente, además de la resonancia magnética que se practicó a Max para descartar lesiones internas, el perro fue analizado por un médico forense para encontrar elementos que pudieran confirmar las lesiones.

“En Estados Unidos hay un estudio que da la posibilidad de que se detecte cualquier ataque o indicio de un ataque hasta por seis meses”, comentó Juan José Cornejo Martínez, miembro de la Asociación para la Defensa y Protección de los Animales (ADEPAC), “ellos sometieron al perro a eso y no encontraron indicios de que el animal mordió al niño”.

El también activista reconoció que esto da un giro a la situación en dos sentidos, el primero es que el perro, al ser detenido por personal del centro antirrábico de Saltillo, fue víctima de maltrato y tortura injustamente y dos, que queda en entredicho la labor de las autoridades judiciales al no confirmar por algún medio científico la participación del animal.

“Nos preocupa porque se da un giro diferente al asunto, lamentablemente hay un niño de por medio, una madre dolida, hay personas preocupadas de que se haga justicia y eso nos inquieta porque no deja de ser una criatura que murió; aun así, creemos que se hace lo correcto al investigar por si hubiera algún otro tipo de delito que no quede impune”, indicó Cornejo Martínez.

Julia Levy dijo que, “no existe poder humano que pueda ‘probar’ que Max haya atacado al pequeño Iker, no existe un solo testigo que asegure que Max ataco al niño, no existen pruebas forenses genéticas que hayan sido realizadas por la fiscalía al perro ni al niño de mandíbula y marcas en el cuerpo de Iker, como no existe pruebas ni fotos de sangre del niño en el hocico y cuerpo de Max.

“Pero lo que sí existen son pruebas veterinarias forenses CSI de que Max no cometió ese crimen y lo vamos a demostrar con los ojos cerrados, como vamos a demostrar que Max fue brutalmente castigado por el director del antirrábico estatal de Coahuila, con residencia en Saltillo, por un crimen que nunca cometió”.

PGJE CONFIRMA ATAQUE

Luego de los señalamientos del activista Raúl Julia, quien tiene la custodia del perro Max, en los que afirma que el animal no es culpable de la muerte de Iker, la Procuraduría General de Justicia del Estado asegura que los resultados de la necropsia confirman que el can atacó al niño.

Dentro de la investigación que integró la PGJE respecto al caso de Iker, quien murió a causa del ataque de Max, se encuentran los resultados de la necropsia que se le practicó al menor.

En dichos resultados se confirma que el niño presentaba signos de la mordedura del animal en el cuello que le destrozó la tráquea y lo mantuvo más de una semana en estado de coma, hasta que los médicos declararon su muerte.

Además, fuentes internas de la PGJE señalaron que en la carpeta de investigación también hay varios testimoniales de las personas que presenciaron el ataque, incluso la dueña del perro aceptó que fue Max el que atacó a Iker.