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Médico coahuilense le devuelve rostro a niño

Por Lourdes de Koster

Publicado el viernes, 12 de agosto del 2011 a las 23:00


Pequeño había quedado desfigurado tras ser atacado por un perro

Monterrey, NL.- Se dice orgullosamente “ex zorrillo” de la UAdeC. Fuera de la cirugía plástica reconstructiva, de las largas jornadas en el quirófano de la Unidad Médica de Alta Especialidad 21 del IMSS en Monterrey, Nuevo León, disfruta de música rock, especialmente de la banda nortea-mericana Aerosmith.

Miguel Leonardo de la Parra Márquez encabezó el equipo de cirujanos que el 26 de junio sometieron a un procedimiento quirúrgico al niño Raúl Carrizales Jaramillo, quien fue atacado por un perro de la raza pit pull, que le desprendió una parte de la cara y que a punto estuvo de dejar secuelas irreversibles en el menor.

Esta cirugía que se prolongó por horas, se convirtió en el primer reimplante de cara practicado en el país.

El doctor Parra cobró fama. Nació hace 34 años en Torreón, Coahuila, en donde estudió Medicina en la Facultad de la Universidad Autónoma de esta entidad y dice que uno de sus deportes favoritos es el futbol y que le va al Santos.

Miguel Leonardo no tiene novia, los libros de medicina y de microcirugía son su gran pasión. Puede pasar horas y horas en un quirófano, aunque también sabe celebrar con los amigos, salir al antro cuando hay oportunidad, pero siempre priorizando su trabajo en el Instituto Mexicano del Seguro Social, donde estuvo como residente desde hace varios años y hasta hace algunos meses, aparece como médico eventual en la nómina del Seguro Social en Nuevo León.

“No tengo un gran secreto para cumplir con la chamba, tampoco soy un héroe. Sólo hago mi trabajo con mucha vocación porque me gusta”.

En entrevista exclusiva para Zócalo, en una oficina del segundo piso de este concurrido nosocomio, el médico de Coahuila aclara: “Si alguien hace lo que le gusta, no lo ve como trabajo… Si te gusta la carrera que tienes y la ejerces, es lo mejor que puede pasarte. A mí me gusta pasar tiempo en el quirófano, es lo que más disfruto y aprendo”.

No hay poses en él. Es un médico que está dispuesto a aprender y a seguir regresando a cualquier hora a la Clínica 21, para operar a cuanto paciente lo requiera, como ocurrió con el niño Raúl Carrizales aquel 26 de junio.

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