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Por Víctor González
Publicado el domingo, 11 de octubre del 2009 a las 14:00
Saltillo, Coah.- Una verdadera pasión al arte de la tauromaquia está reflejada en una muestra escultural, no sólo en el aspecto físico, sino también simbólico, el cual se guarda como un verdadero tesoro en el Museo Fermín Espinosa “Armillita”.
Este recinto, considerado como sagrado por la privacidad con la que lo maneja su autor, está situado en la colonia República Oriente.
Rafael Flores Ramos es su dueño y fundador, y lo hizo para rendir homenaje a uno de los personajes más destacados en el mundo del toreo: Fermín Espinosa “Armillita”, cuya trayectoria está plasmada entre los objetos, carteles y fotografías que se resguardan como una verdadera joya.
Parece ser que la residencia marcada con el número 254 es sólo eso: una casa en la que habita cualquier familia, pero en su interior cuenta con un verdadero recinto en el que se tienen grandes cantidades de objetos de gran valor cultural, histórico, político y sentimental.
Rafael narra cómo desde los tres años de edad le fue tomando cariño y aprecio a esta disciplina; la influencia de su padre, del mismo nombre, lo impulsó a ser un fiel aficionado al toreo, pero muy en especial de Fermín Espinosa.
“El Maestro de Saltillo”, como muchos lo siguen llamando, no sólo fue conocido de la familia, sino también compadre de don Rafael Flores de León, quien también dedicó cada momento de su vida a admirar cada una de las presentaciones taurinas que estaban a su alcance.
“La afición me nace a raíz de que mi padre también fue fiel seguidor de los toros; fue empresario de la cuarta plaza de madera, la anterior a la de hoy, en la cual se realizaron eventos de gran relevancia”, comenta Flores Ramos.
Motivado por la sensación que le causó haber podido contemplar y estrechar la mano de una de las figuras más importantes del toreo, Rafael se dio a la tarea de comenzar a destinar parte de sus recursos a la creación de su propio museo.
Fue el 3 de agosto de 1985 cuando se inauguró este lugar por parte del arquitecto Jesús Ochoa Ruesga, quien acudió en representación del entonces gobernador de Coahuila, José de las Fuentes Rodríguez.
“Fue como un anhelo que poco a poco se fue cristalizando y que se hizo realidad; se fueron incluyendo fotografías y recortes de periódicos que comencé a guardar desde muy pequeño, sabía que algún día tendrían gran valor y hoy puedo comprobar que fue así”, dice Flores.
Algunas de las primeras piezas que se colocaron en este lugar fueron las cabezas de “Venadito”, “Corralejo” y “Arte Puro”, quienes fueron parte de las presentaciones más importantes de “El Maestro”.
En esta habitación también se puede apreciar una multitud de cuadros y panorámicos que anunciaban las corridas más destacadas en la mayor parte del país, así como en Sevilla, Córdoba y Madrid.
En todo el lugar destaca la presencia de las divisas, arreglos de cintas con los cuales se distinguen los colores de todas la ganaderías que existen en México, desde la más antigua hasta la más reciente.
Todas y cada una de ellas están hechas a mano por el mismo Rafael, quien decidió plasmarlas para darle el toque especial a su museo.
Sin duda, otra de las piezas más importantes son los periódicos que anunciaron la despedida de “El Maestro”, tanto en Saltillo como en México, así como los programas de dichas corridas que se plasmaron en seda y que fueron muy escasos.
“Es un anhelo que se ha hecho realidad con cosas que yo considero unas joyas, ya que no se tienen en ninguna parte, solamente aquí”, menciona Rafael.
“Lo hago para aprovechar mis tiempos libres, siempre me ha gustado el arte de la tauromaquia y esto es un ejemplo de que soy un fiel aficionado y lo seguiré siendo por siempre”, puntualiza.
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