Monclova, Coah.- Aunque a sus 88 años de edad, Vidal Silva Elías, invidente que ha dedicado su vida a cantar en las cantinas y camiones del transporte público, ya siente que tiene menos fuerzas, se resiste a dejar las calles para recogerse con unos familiares o al asilo de ancianos, porque así como anda es feliz.

El hombre originario de Cuatro Ciénegas, Coahuila, que hace 55 llegó a Monclova, dijo: “Sí he sentido que las fuerzas que tengo son menos, todo por servir se acaba, todo tiene su tiempo, todos los organismos vamos de reversa”.

Sin embargo, comentó: “no me decido, no hallo ni para dónde porque así como ando soy feliz; mire, yo almuerzo en la calle, como en la calle y ceno en la calle, a ninguno de mis parientes les he dado lata”, dijo. “Yo sí tengo familia que me recoja, tengo sobrinos, sobrinas, primos y primas, todos quieren que me vaya con ellos pero a mi me gusta mucho hacer los días cortos, por ejemplo en el asilo ahí está uno nada más en silencio, silencio, con quién platica, ni siquiera los que miran se ponen a leer, a ver algo y yo sin ver ahí voy a estar nada más sentado, por eso no quiero, por eso no me gusta el asilo”, señaló.

Admitió que por su edad y porque ya son menos sus fuerzas ya no canta y ahora nada más está en el exterior de una tienda departamental en la calle De la Fuente, en espera de sus bienhechores.

“Yo creo que así voy a seguir en la calle hasta que Dios me permita a ver para dónde me voy, me invitan unos amigos que me vaya con ellos a su casa y me invitan también al asilo, Dios dirá, yo se lo dejo a las manos de Dios, quien es el que nos dirige”, comentó.

Dijo que no tiene miedo de morir en la calle, “porque todos estamos bajo la gracia de Dios, Dios nos hizo y Dios nos ama mucho y Dios nos cuida, Dios nos protege y Dios sabe cuando, a qué horas y porqué nos recoge, porque todos tenemos qué irnos de este mundo todos y cada uno nada más, él que no nace no muere”, dijo.

Actualmente Vidal Silva Elías vive en la calle Laredo en la colonia Héroes del 47, con una familia, mientras que su esposa Juanita Ramírez Reyna, quien sufre epilepsia está en el asilo. “Yo de la casa me salgo a las 07:30 y regreso hasta la noche como a las 8”, agrega don Vidalito, que fue visto en la Presidencia Municipal a donde acude cada mes por un apoyo económico.