Cd. Acuña
Por Alma Proa
Publicado el jueves, 3 de noviembre del 2011 a las 15:00
Acuña, Coah.- Con cariño y devoción se recordó el día de ayer, a la madre, padre, hermano, tío, hijo y abuelo ausente, por lo que cientos de personas acudieron a los panteones a depositar una ofrenda floral, rezar un rosario y dar mantenimiento a las sepulturas que guardan los restos mortales de sus seres queridos.
Desde muy temprana hora fue común el observar el “vaivén” dentro de los panteones e incluso hubo quienes vinieron de Estados Unidos para estar presente en esta fecha tan especial al lado de las tumbas donde descansan sus seres queridos y poder compartir con ellos parte de sus experiencias vividas durante el presente año.
un gran colorido y alegría fue el que se apreció en tan solemne lugar, pues hubo quienes con música recordaron a los ausentes “porque eso era lo que a ellos les gustaba” afirmó Armando García Velázquez, quien dijo que hace ya casi cinco años perdió al más pequeño de sus hermanos, que ya lo espera en el infinito al lado de otro hermano, su padre y abuelos, por lo que decidió recordarlos como eran ellos en vida, unas personas alegres y con mucha pasión por la música en especial por los corridos por ello les dedicó la canción del “hijo desobediente” porque era su canción preferida.
Agregó que si bien es cierto que en vida es cuando se deben de realizar todos estos homenajes, también lo es el hecho de que mientras se les recuerde con estas muestras de cariño ellos seguirán viviendo en el corazón de todos y cada uno de sus familiares y amigos.
Afirmó que le faltó tiempo para decirle a su padre y hermanos cuanto los amaba, por compartir con ellos y contar chistes y anécdotas, por lo que exhortó a quienes aún tienen la dicha de tener a su familia completa, no guardar para mañana lo que puedan hacer o decirles hoy, ya que el mañana puede ser demasiado tarde.
Parte de las tradiciones mexicanas es compartir con quienes ya se han adelantado en el camino los alimentos, por lo que hubo familias que así lo hicieron, no sin antes haber rezado un rosario en su memoria y darle su “manita de gato” a la sepultura.
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