Saltillo, Coahuila.- Llegó a Saltillo en 2010, descalza, con la ropa raída. Había escapado de sus secuestradores en San Luis Potosí; en Chiapas fue violada por un grupo de criminales; en Coatzacoalcos tomó el tren para llegar al norte de Coahuila. Su camino se interrumpió en la capital del estado.

Obtuvo refugio en la Casa del Migrante, el padre Pedro Pantoja platicó con ella y la convenció de quedarse. En ese tiempo la situación para los migrantes era de completa inseguridad, más para las mujeres.

La salvadoreña escuchó sobre la masacre de San Fernando, Tamaulipas, 14 de sus connacionales habían sido ejecutados por el crimen organizado y eso la motivó a quedarse en Saltillo.

Han pasado ya 7 años desde aquella noche que María del Carmen Martínez, salvadoreña de 45 años, decidió quedarse en Coahuila. El sueño de llegar Estados Unidos lo cambió por el deseo de tener a sus tres hijas con ella en Coahuila, donde encontró un trabajo. Para ello sólo le falta un papel, su pasaporte salvadoreño.

Ayer María del Carmen obtuvo su pasaporte por parte del Consulado de esta nación centroamericana, que a través del Consulado Móvil regulariza la situación legal de los salvadoreños que residen en México.

El módulo fue instalado en la Delegación Sureste de la PGJE, junto a la Oficina de Atención a Delitos Cometidos en contra de Migrantes. La atención es por parte de la cónsul de El Salvador en la Zona Norte de México, Raquel Romero.

La cónsul explicó que este programa del Consulado Móvil se realiza en las ciudades del norte de México que se encuentran cerca de la franja fronteriza. La intención es regularizar la situación legal de los salvadoreños que residen en el país y que no tienen documentos.

El Consulado Móvil estará funcionando hasta hoy y en caso de que los salvadoreños no puedan acudir, se tendrán que trasladar a Monterrey, donde se encuentra la sede del Consulado.

María del Carmen fue la primera persona migrante que obtuvo su pasaporte, con él podrá regresar a su país y viajar a Coahuila con sus hijas para darles una mejor calidad de vida.

“Ya no quiero ir a Estados Unidos, aquí he tenido la oportunidad de trabajar y ahora sólo quiero sacar a mis hijas de El Salvador para que vivan conmigo”.