Saltillo, Coah.- Los primeros murales pintados en edificios públicos de Saltillo, los trazó un español cuyas andanzas dejaron huella en diferentes partes del mundo, siendo algunos edificios antiguos de esta ciudad un lienzo más de su recorrido. Su nombre era Salvador Tarazona.

Pintor, escenógrafo y titiritero, nacido en Valencia en 1876. Creció en el seno de una familia de artistas por lo que se considera, por biógrafos e historiadores, como un creador autodidacta, talentoso y proactivo.

Jesús Pérez Uruñuela, autor del libro Presencia de Tarazona en Coahuila y todo el mundo, describe al artista como un hombre carismático, con un gran sentido de la palabra, amable, un hombre que se ganaba la confianza de todo el mundo, por lo que llegaba a codearse con grandes personajes políticos pero también con artesanos y trabajadores.  

Este libro de coparticipación con algunos historiadores coahuilenses, describe a Tarazona como un pintor “ajeno a los movimientos artísticos que se generaban en las grandes capitales”, más artesano que artista, un maestro “fallero” que aprendió el oficio de la pintura y la cartonería construyendo castillos en las Fallas de su natal Valencia.

Tenía el espíritu lleno pero la bolsa vacía, expresa Pérez Uruñuela, dado que el visionario de artes, tuvo que trabajar de niño y llevar dinero a su casa donde vivían 18 personas.

Para  muchos de los artistas del fin del siglo XIX, expresa Javier Villarreal Lozano, periodista e historiador de arte, la gran atracción, era París, sitio donde principia su carrera. De hecho, uno de sus primeros trabajos como pintor fue barnizar la Torre Eiffel, afirma.

Durante sus inicios, también trabajó junto a sus hermanos en la Universal Exposición de París donde obtuvieron una crítica favorable de su trabajo. Fue entonces que Tarazona recibe la oferta de trabajar en Mérida, Yucatán, para realizar pinturas decorativas en las haciendas. Así, decide migrar por primera vez a territorio mexicano.

Gracias a una carta de recomendación del reconocido Periódico el Imparcial, señala Villarreal Lozano, se introduce en México para dedicarse a la realización de  escenografías como una de sus principales ocupaciones.

Mestizaje pictórico

En su estancia en la ciudad de México ornamentó el carro alegórico de la fábrica de cigarros El Buen Tono para el Centenario de la Independencia, trabajo que continúo dando frutos de contrataciones más sencillas.

No obstante, durante la revolución se retorna al extranjero, pero en su regreso al país es contratado para pintar los murales de Palacio de Gobierno en la capital de Coahuila por el entonces gobernador Manuel Pérez Treviño en 1928, quien amplió la construcción de este edificio durante su mandato.  

Pese a que sus trazos en el edificio central de gobierno no cumplen con las características propias de la corriente artística del muralismo mexicano como la  expresión plástica de contenido ideológico, comenta Villarreal Lozano, indudablemente plasmó algunos de los pasajes históricos más importantes del estado con técnicas de calidad y trazos perfectos.

En este mural de alegorías cívicas, Tarazona ilustra desde el mestizaje hispano-tlaxcalteca hasta la época de independencia.

Pintó las minas, las fiestas patronales, sus campesinos, hombres de letras y progreso, misma obra, que desafortunadamente, fue víctima de las malas restauraciones, comenta Villarreal.

En su paso por Coahuila también ilustró y decoró los muros interiores y el plafón del Teatro Isauro Martínez de Torreón, actualmente importante centro cultural lagunero.

En la fachada e interiores del teatro se conjugan la dominante corriente art déco con los estilos árabe y ecléctico en general, sin embargo, la decoración plástica de la sala de conciertos y murales a ambos lados del proscenio con escenas de exotismo, exuberancia, imaginación, fantasía, delirio, decadencia y lujo como son descritas en el mismo texto de su vida y obra son actualmente el foco de interés de sus visitantes y actualmente conocida como una de sus más preciadas obras.

Salvador Tarazona volcó en ellas toda su creatividad, son escenas son completamente imaginarias, comenta Villarreal Lozano.

Estampas históricas

Durante la administración de Nazario Ortiz Garza fueron construidas las escuelas Coahuila y Ateneo Fuente, ambas decoradas por el valeriano alrededor de 1932.  
En las paredes de la actual escuela de bachillerato, destaca la fundación de Saltillo, cuando aún se considera a Francisco de Urdiñola y no a Alberto del Canto, como el fundador de la capital de Coahuila.

Mientras que el muro paralelo refleja el crecimiento arquitectónico por etapas que tuvo esta construcción, científicos y profesores a los que llamó guerreros de la ciencia  en su lucha contra la ignorancia, expresó el historiador.

Estas obras “Hollywoodescas”, como las describe Villarreal Lozano, por plasmar su autorretrato y el de sus colaboradores en la llamada “joya de la administración de Ortiz Garza”.

Mientras que en la escuela Coahuila, una de las principales obras son los medallones que se perfilan en las paredes de sus corredores mostrando guerreros y pescadores cubiertos con pintura dorada.

En la escalera principal del edificio está un mural hecho con mosaicos, señala, donde se aprecia en una nopalera y arbustos del lado derecho, los cactus que representan la zona desértica de Coahuila del lado izquierdo, en la parte baja están las herramientas de siembra que hacen referencia al cultivo de la educación.

Estas imágenes son metáfora de la ciencia y la educación que los antepasados iniciaron en los cultivos y al labrar la tierra.

“Este movimiento artístico nacional (el muralismo) se nutría de valor ideológico que Tarazona no mostró en sus murales, que son más bien estampas de la cultura, historia y costumbres de los saltillenses”, expresa.

Afirma que estos murales carecían de la carga ideológica que plasmaron Diego Rivera u Orozco en sus enormes lienzos, que los lienzos de Tarazona fueron realmente exaltaciones a las obras de edificación de los gobernadores en turno.  

Aún así, la estancia de Tarazona en Saltillo marcó las paredes de edificios memorables. Saltillo es testigo de su arte.  

Este viajero que emigró a México para dejar en sus inmuebles una huella de su talento, pintó la historia, el origen, la revolución, la historia y progreso de un país ajeno.
Salvador Tarazona, destacó Villarreal, falleció en Caracas, Venezuela, a los 81 años, vistiendo galerías y museos en todo el mundo.