Coahuila
Por Néstor González
Publicado el sábado, 29 de julio del 2017 a las 09:03
General Cepeda.- Hace más de cuatro años que no cae una lluvia generosa en los ejidos que se ubican al poniente de General Cepeda, donde el sol abrasa grandes extensiones de tierra infértil, que los productores domésticos de ganado utilizan para medio pastorear a sus animales.
La mayoría de las comunidades de esta parte de Coahuila se dedican a la cosecha de candelilla y lechuguilla. No por decisión propia, algunos de ellos cuentan con pequeños hatos de cabras y vacas, pero en este lugar es imposible encontrar cómo alimentarlos. Se están muriendo.
La comunidad de Noria de la Sabina está en esta parte del municipio de General Cepeda. La reciente instalación de un Cimari (Centro Integral para el Manejo y Aprovechamiento de Residuos Industriales) hace que sea más fácil echarle la culpa de la muerte de las pocas cabezas de ganado que quedan.
Pero los habitantes del lugar saben que es la sequía la que está acabando con sus animales.
“Pues sí, hay gente que está culpando al Cimari de que se les mueran los animalitos, pero la verdad es que es difícil comprobar que así sea. El ganado tiene muriéndose casi cuatro años, y yo más bien creo que se debe a la sequía”, dice José Pérez, comisariado ejidal de Noria de la Sabina.
Su casa está ubicada a unos cientos de metros de donde se instaló el Cimari el año pasado. Pero no tienen la certeza de que esta sea la razón su carestía.
“Tenemos cuatro años sin lluvia, nosotros trabajamos con la candelilla, con la lechuguilla, pero sin lluvia tampoco hay, así que la verdad es que nos estamos quedando sin nada”.
En Noria de la Sabina viven unas 200 personas, cerca de 30 familias. José Pérez asegura que subsisten con un promedio de 800 pesos a la semana. “Eso no basta para vivir, por eso mucha gente se está yendo a trabajar a Saltillo”.
Don José tiene muchos años pastoreando ganado. No puede mantener a sus ocho animales, que lucen desnutridos. Todos los días los saca a pastorear lo poco que se encuentran a un costado de la carretera libre a Paila. “A veces comen mas o menos, a veces mal. No los puede uno alimentar con alfalfa, cada paca cuesta como 120 pesos, y cada animal se come una paca”.
Dice que tenía otros tantos animales, pero tuvo que venderlos. “Aquí se la juega uno, porque si no los vende antes, luego se los compran a uno muy baratos, porque están flacos”.
El delegado de la Profepa, Raúl Xavier González, dijo que se tiene conocimiento de la muerte del ganado, pero descartó que tenga relación con la instalación del Cimari.
“Efectivamente, hay una situación muy severa de sequía en la región, y el ganado se está muriendo por falta de alimento, nosotros hemos estado al pendiente y esa es la información que tenemos”.
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