Monclova, Coah.-Un año de planeación, preparación a fondo y la emoción del día tan esperado, terminaron en una excursión inolvidable, mágica y única que nadie puede entender a la perfección más que Jesús Eudón Flores y Víctor Montoya, jóvenes monclovenses que lograron conquistar la tercera montaña más alta de México conocida como “La mujer dormida”, el Iztaccíhuatl.

Una plática fue el inicio de lo que acabó en una gran aventura donde en efecto, se pone en riesgo la vida, pero en la que lograrlo resulta más que satisfactorio y sobre todo dejando una huella que quedará para toda la vida.

“La elección de la tercera montaña es para empezar, ya que vamos el otro año por el Pico de Orizaba”, comenta Jesús Eudón Flores Novoa, uno de los dos monclovenses en conquistar “La mujer dormida”.

Mientras Jesús toda su vida se ha ido por el lado extremo, Víctor se inclinaba hacia algo similar pero no tan fuerte como escalar montañas, hasta el día en que probó por primera vez.

Empezaron poco a poco escalando montañas en el Estado hasta que un día surgió la plática de ir al Izta-ccíhuatl, hace un año atrás todo parecía ir tranquilo en cuanto a la preparación, pero el día se llegó y la familia no tuvo más que apoyar.

Para ser parte de este gran reto tuvieron que pasar por dos etapas anteriores, primero subieron el cerro La Gloria en la Región Centro del Estado, posteriormente fueron hacia el sur donde escalaron con nieve el denominado

“El Morro” y finalmente la tercera etapa, el Iztaccíhuatl.

DIFÍCIL Y ÚNICO

Caminar mientras se cargan 30 kilos y soportando temperaturas de poco más de -20 grados no es fácil ni mucho menos suena así, vivirlo en carne propia resulta único y sobrevivir es una hazaña que pocos, muy pocos logran.

Una mentalidad positiva que logre superar lo agotado del cuerpo humano, dolores de cabeza sin cesar y en ocasiones hasta desvariar, es apenas un poco de lo mucho que se necesita para concretar este reto.

“Cuando estás allá arriba dices -no lo vuelvo a hacer-”, comenta Víctor Ernesto de 26 años de edad y quien por primera vez vivió esta experiencia.

Y es que de un total de 14 personas originarias de Saltillo, Distrito Federal, Querétaro e incluso un francés conformaban el grupo, pero sólo tres subieron hasta la cima, entre ellos los 2 monclovenses.

EL PRECIO ES ALTO

Darse un gusto de este tipo vale casi 10 mil pesos y no se compara con nada cuando se vive de verdad, pues tal vez se haga una inversión moderada a sabiendas de que se pone en riesgo la vida, pero cuando el sueño se cumple, haber pagado este precio resulta mínimo con la gran experiencia de vida que queda.

Los gastos van entre vuelo de avión, equipo y demás, contactar con una agencia de excursiones, ropa impermeable, una inversión que vale la pena, pero que ante las dificultades no todos logran concretar el reto.

Es necesario traer puestos al menos un par de pantalones térmicos que aguante los -10 grados y pese a eso el frío cala hasta los huesos.

Una chamarra de pluma no cubre en absoluto, debe ser de igual manera térmica, además de otra que abrigue, más impermeable.

“No sientes tus extremidades, llega un momento en que te comportas raro para cubrirte del frío, yo me puse hule y cinta en los pies pues el aire se colaba, haces cualquier cosa con tal de no congelarte”, comenta Víctor Ernesto.

Toda esta ropa es en promedio 30 kilos, junto con equipo y agua que es más que necesaria, pues se debe llevar el 33 por ciento del peso de tu cuerpo.

CLIMA EXTREMO

Soportar -23 grados no es fácil y menos cuando lo conoces por primera vez, aunque llega el momento en que el frío no se siente.

Se trata de ir en acción el mayor tiempo posible, las paradas de descanso son de 5 minutos, no más, por que el cuerpo se enfría y pueden tener hipotermia.En las manos y pies es donde más se siente el frío, es i-nevitable, además del rostro.

“Llegó un momento en que no me di cuenta del frío y yo iba ligero, tuve que detenerme para abrigarme y al desvestirme sentí de golpe el frío y tuve principios de hipotermia, me pegó el mal de altura y con ello sientes el bombeo del corazón, de ahí en delante me sentí mal, no duermes, cierras los ojos y son pesadillas con dolor de cabeza”, recalca Montoya Valero.

CAÍDAS INEVITABLES

Al caminar sobre nieve no se sabe que hay debajo y las caídas son inevitables, caes una y otra vez y no queda más que levantarse para seguir, pero Jesús Eudón tuvo una caída que le pudo costar la vida.

“Me iba a caer al vacío, si no me anclo caigo, me anclé con el piolet y quedé suspendido, me decía el guía que soltara la mochila pero no quise, como pude me volví a anclar y me levanté, cuando me preguntaron si estaba bien respondí afirmando, pero de verdad temblaba de miedo”, comenta.

ALIMENTACIÓN

La alimentación también es parte clave de un montañista, pues aunque caminaron dos días y medio bajo un clima por demás extremo, se presenta un tanto de falta de apetito pero es importante alimentarse.

Quince días antes dejaron las grasas, harinas, carnes rojas y se dedicaron a comer ligero, durante la travesía su alimento era granola, nuez, cacahuate, la manzana resultaba un verdadero manjar.

Y ante la ingesta de alimentos, se espera una evacuación, que de hecho no se da debido a que lo poco que consumen da energía y ésta la queman con el esfuerzo.

El agua es importante puesto que sirve para el mal de altura que se presenta con mareo, vómito, dolor de cabeza y demás, y aunque con el frío se espera orinar de igual manera tampoco lo hacen, pues queman toda la energía que consumen.

LA MENTALIDAD

Ir positivos y fuertes mentalmente no a todos se les da, pero al inicio todos buscan dar esa cara, al arrancar el recorrido el agotamiento traiciona y no todos pueden seguir.

“Ibamos con que sí podíamos, cuando llegamos teníamos toda la actitud, lo vemos y es impresionante, enorme”, dice Flores Novoa al compartir su experiencia.

Así llega el momento en que el cuerpo no da para más, pero seguir es el reto, esforzarse obligatorio, lograrlo sólo pocos.

BAJAR ES DIVERTIDO

Es y parece peligroso al momento de bajar, pero sin presión alguna todo resulta divertido, a tal grado que lo haces cual niño de 5 años.

“La bajada también es peligrosa como la subida, pero muy divertida, parecíamos niños, te sale la risa, te dejas caer, es un plus para desestresarte, al inicio da miedo porque no te puedes detener, después sólo te dejas llevar.