Espectáculos
Publicado el lunes, 28 de noviembre del 2011 a las 16:03
Guadalajara.- Anthony Browne disfruta el contacto con el papel, los lápices y la pluma; un gozo que ha transmitido a miles de lectores a través de personajes entrañables como Willy, Hugo y Gorila. El ilustrador inglés se encuentra en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara para tener un encuentro histórico con mil niños, pero antes conversó con los medios sobre su quehacer literario, su pasión por México y los cambios tecnológicos en el ámbito editorial.
El autor de “Gorila” señaló que, a pesar de las apariencias, los libros ilustrados son marginados por los lectores, ya que las imágenes tienen menos importancia. “Los niños empiezan a leer cada vez más temprano y creo que eso es una pena”, sentencia sobre el método de lectura que imponen los padres actualmente, quienes no dudan en afirmar que los libros protagonizados por imágenes “son para bebés”.
“Se supone que vivimos en una era visual, pero lo que vemos son imágenes en movimiento, realmente no nos tomamos el tiempo para detenernos a ver las ilustraciones”. Para el británico la educación visual es tan importante como la educación literaria, principalmente en etapas tempranas, un proceso “que no debe acelerarse”.
En contraparte, al dibujante no le causa temor que los niños se valgan de dispositivos electrónicos como el Ipad o Kindle para acceder a distintos títulos. “Pero lo cierto es que amo los libros, crecí con ellos (…) por sí mismos son objetos hermosos”, expresa.
En México los libros de Browne son editados por el Fondo de Cultura Económica, y han sido tan exitosos, que podría decirse que una generación entera creció con ellos. Para el británico esta relación va más allá del afecto entre creador y público, pues comentó que su “paleta de colores ha cambiado” después de su primer contacto con el país, gracias a una exposición de su obra que organizó el Museo Rufino Tamayo en 1996. “Quiero hacer un libro sobre Frida Kahlo, pero se me hace muy difícil, tal vez un día”, dice con una amplia sonrisa.
El cariño que del autor hacia sus lectores en lengua castellana es muy especial, pues afirma que, de todos los lugares que ha visitado, “Latinoamérica ocupa el lugar más especial en mi corazón”.
En cuanto a su obra, el británico sostiene que muchos de sus títulos tienen que ver con su propia vida, también señala que no le gusta “la idea de los libros con mensaje”, pero sí trata de enseñarle sutilmente a los niños a usar sus ojos y su imaginación. “No trato de educar a los niños, quiero divertirlos”, aclara.
“Hay libros que tal vez me hubiera gustado leer de niño, tal vez con mi trabajo trato de complacerme a sí mismo”, confiesa. ¿Cuál es la constante en la obra de Anthony Browne? Se le cuestiona y, pensativo, el ilustrador responde: “siendo completamente honesto es hacer un libro que sea bueno, un libro en el que pueda creer”.
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