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Víctima de la violencia pide ayuda

Por Luis Durón

Publicado el sábado, 20 de mayo del 2017 a las 09:01


Quiere un mejor futuro para sus hijos.

Saltillo, Coahuila.- El cuarto donde vive mide unos 9 metros cuadrados. Construido con maderas endebles forradas con hule. Dentro, dos colchones viejos y una estufa que hace las veces de alacena. Son las pertenencias de doña Catalina y sus dos hijos. Así viven ahora, luego de que salieran huyendo de la furia de Tavo.

El temor a ser agredida por su esposo la hizo huir de casa. Recuerda aquella mañana cuando su marido amaneció enojado. Comenzó a tomar las pertenencias de Catalina y las lanzó a la calle. No le importaron sus dos hijos pequeños. Ya no la quería junto a él.

“Mi hija mayor me dijo que me fuera porque él era capaz de matarme. Ese día fui a Saltillo a pedir ayuda en la Pronnif, no hubo respuesta; fue en marzo, agarré mis cosas y huí. Vine a la escuela del pueblo y ahí por medio del programa Prospera me prestaron este terrenito, donde empecé a construir el cuarto con madera de triplay, tenía que dar un hogar a mis hijos”.

Al final de un camino de terracería, donde la tierra está suelta, ahí comenzó a construir doña Catalina. El pueblo entero de Jagüey de Ferniza se enteró de su desgracia y la ayudó.

Una pareja de viejitos la acogió en su hogar mientras Cata levantaba el cuarto donde ahora vive. Algunos le dieron despensa y comida, otros le regalaron ropa y juguetes para sus niños.

Son dos pequeños, uno de 4 años y otra de 9. Uno en el kínder, la otra en la primaria. Ambos con sueños de estudiar una carrera. Uno quiere ser doctor, otra quiere ser veterinaria. Ambos sueños en medio de un cuarto de 3 por 3 metros. Sueños que no superan el anhelo de su madre, que es tener la posibilidad de cumplirles esas ilusiones.

A doña Cata le regalaron dos bultos de cemento, su urgencia es construir un baño y reforzar las tapias del cuarto que habita con sus dos hijos.

De Tavo ya no sabe nada, sólo que aceptó la demanda de divorcio, pero no ha recibido notificación del juzgado. Tiene que viajar hasta Saltillo para ver en qué va el trámite, pero no tiene los recursos para hacerlo.

Catalina pide la ayuda de los saltillenses para construir otros dos cuartos, para surtir comida, para que sus hijos no pasen hambre. Hace apenas una semana que se acabó el trabajo en el invernadero y ahora ni siquiera cuenta con ese ingreso.

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