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Vuelven al estudio en medio de carencias

Por Rosalío González

Publicado el martes, 22 de agosto del 2017 a las 12:54


Decenas de menores de las comunidades ejidales de Saltillo regresaron a las aulas con las herramientas mínimas

Saltillo, Coah.- Todavía no sale completamente el sol y el éxodo de trabajadores está en su apogeo. Desde las 6 de la mañana salen los hombres y mujeres de sus ejidos rumbo al Parque Industrial Derramadero a trabajar.

Largas filas de camiones de personal se llevan a los jóvenes y adultos que decidieron ya no dedicarse a la agricultura, por lo impredecible que se ha vuelto esta actividad.

En los ejidos se quedaron los niños, los hijos y nietos que ayer regresaron a la escuela, la mayoría en medio de carencias económicas que les complican su desarrollo.

En el ejido El Salitre, uno de los más pobres de Saltillo, localizado en una brecha de 12 kilómetros que se abre a la derecha de la carretera a Zacatecas, hay 22 niños en edad de cursar la primaria, todos con carencias.

“Desafortunadamente todos los niños tienen algún tipo de carencia, sobre todo de útiles escolares, porque sus papás vienen y me avisan que todavía no ha habido posibilidades de comprarles lo que necesitan”, comentó la maestra Karla Gallegos, quien atiende la primaria Héroe de Nacozari.

En esta zona de Saltillo la carencia se diversifica. Algunos de los estudiantes asisten sin ropa abrigadora a pesar de las bajas temperaturas matutinas; otros, con zapatos deportivos rotos, y quienes más sufren lo hacen sin desayunar.

Para quienes llegan sin libretas ni lápices, la maestra reparte pequeñas hojas a rayas y lápices de madera para que tomen sus apuntes mientras sus padres logran conseguir dinero para viajar hasta Saltillo y comprarles lo que necesitan.

La falta de trabajo en los ejidos y la decadencia en la agricultura y la ganadería impide el ingreso familiar suficiente, además las deficiencias en el transporte urbano que solamente pasa una vez al día en la mayoría de los ejidos al sur del municipio, acorta la posibilidad de los habitantes de tener una mejor calidad de vida.

“El Gobierno les donó a los niños los uniformes que están usando hoy, pero no les dura la ropa porque antes de la mitad del curso se les rompen, entonces sería bueno que se ponga atención a sus necesidades”, dijo la profesora.

Tan sólo una historia…

Omar y Rubí viven en El Salitre. Asistieron a clases con las manos vacías: “no hubo dinero para comprarles la mochila, ni útiles, dice su papá, espero que la vaca dé un buen becerro y lo podamos vender para comprarle a mis hijos lo que necesitan”… Conozca esta historia aquí.

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