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Coahuila

César Valdés Hernández –I Parte-

Por Otto Schober

Hace 3 años

César Augusto Valdés Hernández, nació en Piedras Negras el 19 de agosto de 1915, fue el 2º de 12 hermanos procreados por Pablo Valdés Espinosa y María de Jesús Hernández. Su educación primaria la cursó en Piedras Negras y en Saltillo. Estudió en el Ateneo Fuente de Saltillo, luego en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, titulándose como abogado, el 14 de marzo de 1938. Regresa a Piedras Negras para ejercer su profesión e inicia su labor docente en la secundaria federal y en la preparatoria local, siendo maestro fundador. Se desempeñó como agente investigador del ministerio público del fuero común, como juez de primera instancia en el distrito de Río Grande.

Desde el 1 de enero de 1943 hasta el 31 de diciembre de 1945, se desempeñó como presidente municipal y durante su gestión consiguió los recursos para pavimentar las calles del centro de la ciudad, la creación del centro escolar Emilio Carranza, hoy Ignacio M. Altamirano, la reconstrucción de las escuelas: José María Morelos, Gral. Ignacio Zaragoza, Miguel Hidalgo y Lic. Benito Juárez; el embanquetado del bulevar Emilio Carranza; petrolizó la avenida Emilio Carranza; obtuvo un terreno para anexarlo a la escuela Miguel Hidalgo; un acuerdo para fabricar pupitres y mobiliario escolar para las escuelas primarias; la reglamentación hacendaria del municipio, del hospital municipal y la de los espectáculos públicos; el decreto de creación de la junta federal de mejoras materiales y del patronato del hospital de la ciudad.

Con el apoyo de la iniciativa privada, gestionó y logró que la empresa A. Rodríguez y Hermano, propietarios del Teatro Acuña, construyeran el Teatro Cine Rodríguez; con el Sr. Ricardo de Luna, el cine Cinelandia y el Cine Terraza América; con don Alberto Múzquiz, de una estación cuarentenaria; con don Onésimo Elizondo la farmacia Pasteur; con los doctores, Elías Treviño y José Santos Treviño, la clínica y maternidad “Delfina” y con los doctores, Armando Treviño, Rodrigo Andalón y Héctor Manuel Leos, de una clínica médica y de maternidad. También logró la instalación del alumbrado público y del gas natural; apoyó al comité pro-apagadora, creado a iniciativa de don Santiago E. Treviño, integrado por Ramón Purón, Isidro Viguera, Generoso Montemayor, Francisco N. García y Santiago Riddle, que adquirieron la motobomba el 11 de mayo de 1943, encargándose el municipio, del sostenimiento del servicio, instalándose provisionalmente frente a la plaza principal de manera gratuita en un local propiedad de Onésimo Elizondo, mientras se terminaba de construir la sede del departamento de bomberos, inaugurado el 12 de octubre de 1944, que se ubicó en el mismo terreno del frontón, con salón de lectura, de diversiones y dormitorios. Su primer jefe fue Francisco Muñoz Dávila, tenía dos maquinistas y 35 bomberos voluntarios, que colocaron 29 hidrantes que protegían 175 manzanas. Mañana la conclusión de esta semblanza.

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