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Coahuila

Ciudad Porfirio Díaz –I parte-

Por Otto Schober

Hace 6 años

La villa de Piedras Negras se había convertido en 1884 en una de las más importantes aduanas del país y un grupo de vecinos y comerciantes solicitaron su erección en ciudad. La primera solicitud se hizo al entonces gobernador, Evaristo Madero, solicitud que no prosperó. Su sucesor, fue el coronel José María Garza Galán, quien recomendó a los interesados a que la solicitud se hiciera al presidente de la República, el general Porfirio Díaz Mori, lo que se hace en 1887, en donde personalmente se le pide que la ciudad lleve su nombre, lo que es aceptado y para que la población luzca sus mejores galas, les promete y realiza una serie de obras: Se edificó el edificio de la Aduana, con fachada entre semiclásica y artnouveau, que se estrenó e inauguró en solemne ceremonia en 1896.

Una nueva presidencia municipal, de estilo francés, que fue inaugurada el 15 de septiembre de 1899, edificación de piedra parecida al de la Aduana, los dos con cantera traída del estado de Oaxaca. Se instaló alumbrado, se levantó un nuevo puente internacional, más moderno y amplio, seguro y fuerte. En las principales calles se instalaron baldosas de cantera, también de Oaxaca. El 30 de noviembre de 1888, se firma el decreto No. 246 expedido por el congreso del estado, donde en su artículo único dice: “Se erige en Ciudad, la Villa de Piedras Negras, tomando la denominación de ‘Ciudad Porfirio Díaz’. Dado en el Salón de sesiones del H. Congreso del Estado.

Saltillo, noviembre 30 de 1888.- Mariano Sánchez Peña, diputado presidente.- Francisco Múzquiz, diputado secretario.- Marcos Castilla, diputado secretario. Imprímase, comuníquese y obsérvese. Saltillo, diciembre 1 de 1888. Firma de José María Garza Galán. Gobernador”. Decreto que entró en vigor desde el 1 de diciembre de ese año, coincidiendo con la tercera ascensión al poder federal del general Porfirio Díaz. Desde que tuvo la categoría de ciudad, se tuvo una aparente tranquilidad social y política. El tránsito comercial trajo una notoria prosperidad económica. Fruto de este progreso fue el avance urbano que vivió una de sus mejores épocas.

La línea de ferrocarril nos conectó con el resto de la entidad y del país. En 1885 existían en la población: 27 centros abarroteros, 15 carnicerías y 14 sastrerías, tenía buenos almacenes, mercerías y ferreterías. En 5 establecimientos se daba posada al peregrino, un casino y un teatro alegraban los ocios de la clase pudiente, 8 cantinas y 2 billares ayudaban a pasar el tiempo a los de abajo, 3 imprentas se turnaban para los 8 periódicos que vieron la luz entre 1885 y 1905, como El Demócrata, el Eco, el semanario El Fronterizo, El Pastor, El Internacional, La Voz del Obrero, El Obrero y el semanario político La Frontera.

Para cuidado del alma los fronterizos católicos podían acudir a la parroquia de Guadalupe, nacionalista y mariana, en ese entonces una construcción muy rústica con techo de madera y altares del mismo material. Mañana, la conclusión.

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