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El hombre más sexy

Por Dan T

Hace 6 años

A veces pienso que me gustaría ser candidato del PRI a la Presidencia. Apenas se registró José Antonio como precandidato, y comenzó a transformarse de manera milagrosa. Bastó con que lo destaparan en Los Pinos para que Meade pasara de ser el chico teto del grupo a una especie de Miguel Hidalgo que nos hará libres, mezclado con Barack Obama, que romperá todos los moldes, y con Gandhi, que traerá paz al mundo. Yo no sé cómo le hacen, pero ahora los priistas ven a Meade ¡hasta guapo! Dicen que escribe mejor que Octavio Paz, que canta más bonito que Plácido Domingo, que está más nalgón que Alejandro Fernández, que tiene mejor cabellera que Gloria Trevi, que habla mejor inglés que Donald Trump (eso sí debe ser cierto), que es más simpático que el Dan T. (eso también es probable), que cocina mejor que mi mamá, que es más cabrón que Pancho Villa y más revolucionario que Emiliano Zapata; que le enseñó a pelear a Chuck Norris y que él es quien le escribe los chistes a Eugenio Derbez. Dicen que Meade es tan cabrón, que no lloró cuando vio Coco. Y que en época de invierno, la influenza es la que tiene que vacunarse para no contagiarse de él. Para los priistas, José Antonio Meade se volvió más milagroso que San Judas, más venerado que la Guadalupana y tiene más devotos que San Antonio, el santo que consigue novios. Dicen que si Meade fuera comida, sería un plato de pozole verde, servido en Chilpancingo un jueves a las 5 de la tarde al lado de un vasito de mezcal. Yo, por más que reviso sus fotos y su biografía, sigo sin entender qué le ven los priistas a Meade. Ah, pero ellos insisten en que puede vencer a Andrés Manuel López Obrador sólo con la mirada, que puede enamorar a Ricardo Anaya y a Alejandra Barrales con una sonrisa y que podría domesticar a “El Bronco” a punta de riatazos. Eso dicen ellos, pero me cuesta trabajo creerles que se la creen. Pero ellos insisten en que, ahora sí, el PRI escogió al mejor candidato. Y es por eso que quisiera ser candidato del PRI: para que todos me vean guapo, me quieran y hasta se tomen selfies conmigo. Pero como no lo soy, pues ni quien me voltee a ver.

Metida de pata

Hay que reconocerle a AMLO que se ha cuidado muy bien en estos años, para no cometer los errores que tan caros le costaron en otras elecciones. Se ha cuidado de manera muy eficiente de no decir nada que pueda restarle votos. Estoy seguro que si sigue así, esta vez sí podrá ganar la Pres… ¡olvídenlo! Ya se aventó Andrés Manuel una de esas ocurrencias que darían risa si no fuera porque dan miedo. Resulta que al estar de gira por Guerrero, un estado bastante lastimado por la delincuencia, el viejito chulo se aventó la puntada de decir que no descarta decretar una amnistía para los capos del narcotráfico. ¿Una amnis… qué? Una amnistía es una ley que “olvida” los delitos cometidos por algún grupo. No es un perdón, sino un olvido. Como borrón y cuenta nueva. Y normalmente se usa en los casos de guerra civil, para favorecer la reconciliación. ¡Pero no con narcos! Decretar una amnistía para los narcotraficantes, significa sacar de la cárcel, por ejemplo, a quienes mataron a los 72 migrantes en San Fernando, Tamaulipas, y decirles: “órale, pórtense bien, al fin que ya nadie se acuerda de lo que hicieron”. Lo que AMLO está planteando es, prácticamente, decirle al ‘Chapo’: “¡perdónanos, fuimos unos necios”. ¿Será que le falta un tornillo o anda buscando el voto de los malosos? Cualquiera de las dos opciones está de miedo. ¡Nos vemos el jueves!

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