Saltillo, Coah.- Tan sólo 43 mil personas habitaban el viejo Saltillo, era 1900 y desde la calle Juárez e Hidalgo podían asomarse las gentes al interior de las viviendas, a todas las recorría por dentro un pasillo largo y las adornaba un zaguán que recibía en primera instancia a los visitantes.

Hoy, con 725 mil 123 habitantes, la mayoría de las viejas casonas del Centro se han transformado en escuelas, dependencias o locales comerciales, mientras las familias se han adaptado a otro estilo de vivienda.

TODO CABE EN UN JARRITO

En las faldas de la sierra Zapalinamé, un grupo de personas comenzaron a poblar poco a poco lo que se conoce hoy como la colonia Morelos Quinto Sector, un predio irregular y no autorizado para la instalación de viviendas, por lo que sus habitantes no pueden edificar construcciones y viven en hogares de seis por seis metros cuadrados, hechos de láminas, maderas y viejas lonas que los partidos políticos dejaron
abandonadas después de su proceso electoral.

Todo cabe en un jarrito sabiéndolo acomodar, versa el refrán que aplica como anillo al dedo de estas viviendas, dentro de los versátiles cuartos de seis metros cuadrados se encuentran hábilmente acomodados el comedor, la cocina, la recámara, y hasta una chimenea que funge como sistema de calefacción durante la temporada invernal, que arrecia fuerte debido a la cercanía de la sierra.

En todo Saltillo existen mil 500 viviendas irregulares, focalizadas principalmente en la sierra Zapalinamé y Cerro del Pueblo.

Asimismo, existe otro sector que vive en situación de riesgo, pues el trabajo que cuesta para el sector obrero y profesionista ganarse la vida los lleva a veces a no retirarse de sus moradas a pesar de pasar peligros, como al suroriente, en las colonias Guerrero, Hidalgo y Lomas Verdes, en donde cada día de lluvia prefieren arriesgar sus vidas que huir de las posibles inundaciones y derrumbes.

En igual situación se encuentran los habitantes de las colonias El Álamo, Nueva Jersualén, La Esmeralda, al surponiente, así como la Nazario Ortiz Garza y Omega, con el Arroyo del Pueblo; también el Arroyo Pericos arriesga a las colonias Zaragoza, Cerritos y Bugambilias.

Habitantes de sectores como La Aurora se arriesgan a corrientes de agua cargadas de residuos, basura y escombro que provienen de zonas industriales y de construcción como Fundadores y Vista Hermosa con cada lluvia torrencial.

A estas zonas se les suman los índices de delincuencia, pues algunas de ellas son focos delictivos a nivel estatal, como la zona poniente con las colonias Omega, Isabel Amalia, Pueblo Insurgente, y al sur de la ciudad, en la Diana Laura, San Nicolás de los Berros y Valle Verde. 

El costo de un terreno para construir un domicilio en esta zona oscila entre los 65 mil y 150 mil pesos, pues el riesgo que corren los inquilinos no permite aumentar el precio de las viviendas, que no sobrepasan 200 metros cuadrados.

LAS CASAS DE LUJO

Una computadora le da la orden a los aspersores de un jardín de levantarse y regar la superficie de 1,525 metros cuadrados de una de las casas de lujo del exclusivo fraccionamiento Las Cabañas.

Ubicada por el Camino a Los Valdés, hasta donde las rutas del transporte ya no llegan, en el sector predominan la elegancia y la estética de las viviendas, adornadas casi todas por árboles de diferentes especies, desde frutales, nogales, hasta pinos, así como diversas variedades de flores y otras plantas.

El patio de una casa de este sector cuenta con palapa, asador, piscina, un garaje con portón automático para estacionar cuatro vehículos, y hasta una cabaña independiente con su propio baño y boiler, que llegan a opacar viviendas de zonas populares o irregulares, como la Morelos Quinto Sector.

DIMENSIONES

Acciones tan cotidianas como asomarse por una ventana y escuchar a los vecinos o ver a una persona cruzando la calle desde una vivienda puede resultar gratificante, además de incrementar la sensación de seguridad y privacidad, al permitir observar sin ser observado, situación que reduce la tensión y da satisfacción.

Lo anterior es afirmado en un estudio realizado por la Universidad Autónoma de México en 2004, llamado “Algunos Factores Físicos y Psicológicos Relacionados con la Habitabilidad Interna de la Vivienda”.

La arquitectura de la vivienda afecta la calidad de vida de sus residentes, debido a variables que incluyen el tamaño de la vivienda, los espacios destinados entre cuartos y su organización, su funcionalidad, si cumplen efectivamente el objetivo para el que fueron diseñados, así como las barreras físicas instaladas, como barandales y portones.

Incluso, elementos como de un domicilio como la luz, el color del que estén pintadas, y si es fría o caliente, intervienen en el estado de ánimo.

En Saltillo, aunque la mayor parte de las casas cuenta con dos habitaciones o más, el 22%, equivalente a 40 mil 164, apenas tienen una sola recámara, lo que obliga a sus habitantes a vivir aglomerados en unos cuantos metros, que según el promedio otorgado por INEGI equivale a casi cuatro personas en cada casa.