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Publicado el martes, 21 de julio del 2009 a las 13:00
Saltillo, Coah.- Guiados en el diamante por el cariño de sus abuelos, pero sin manchas de arcilla en sus pantalones gracias a los cuidados de mamá, una tercia de jóvenes peloteros no sólo comparten la misma sangre ni el mismo amor por el beisbol, sino que también pertenecen a lo más selecto en la disciplina a nivel estatal.
Alejandro, Carlos Armando y Cristian Leonardo Pacheco de los Santos, son tres hermanos que se han mantenido siempre activos en selectivos de Coahuila, tras ser considerados verdaderos ases del guante e impactar líneas que rayan el campo como auténticos amos del bat.
Su mamá, Miryam de los Santos Delgado, revela el secreto: “Por situaciones circunstanciales ellos entraron al beisbol y creo que el mérito es de la abuela materna (Ma. del Rosario Delgado Wong). Ella fue quien realmente los metió, procuró, motivó a que estuvieran practicándolo”.
EJEMPLO A SEGUIR
Joven de pocas palabras, Alejandro Pacheco es el mayor de la tercia de cañoneros y con su llamado a la preselección Nacional traza el camino para sus dos hermanos.
La Federación Mexicana de Beisbol le convocó a la preselección para presentarse el día 30 de julio en las Villas de Tlalpan, en la Ciudad de México, para hacer la prueba y acudir con el representativo nacional al Campeonato Cal Ripken Beisbol World Series, en agosto, en Maryland, Baltimore.
Su triunfo más reciente es la medalla de plata que obtuvo con el selectivo de Coahuila en la Olimpiada Nacional del año pasado.
CON GANAS DE MÁS
El segundo en el orden, entre hermanos, es Carlos Armando. Él viajó desde el pasado 16 de julio rumbo al Nacional en Veracruz. Armando se encuentra emocionado no sólo por su convocatoria, sino porque vivirá en un hotel cinco estrellas.
Con cinco años en el beisbol, dijo cómo asimiló su llamado: “Se sintió muy padre, me emocioné cuando me dijeron. Lo que hacemos aquí hay que hacerlo allá, pero mejor”.
Respecto al deporte en sí, Carlos habló de sus sueños en Grandes Ligas: “Me gustaría llegar allá, porque me darían mucho dinero (risas). No quiero que sea un ratito y ya; yo quiero que sea jugar siempre”.
DESDE LA CUNA
Cristian Leonardo, el más pequeño, es un caso aparte. Fue criado desde niño en el ambiente del beisbol; apenas había aprendido a gatear cuando un bat se le puso entre las manos.
Nació con buena estrella al igual que sus hermanos, pues no sólo fue convocado a participar para en el Nacional de Batacitos, en Puebla, sino también para darle al bat con fuerza y mandar lejos la pelota, ya que fue campeón jonronero en el Nacional del año pasado dentro en Prebatacitos y dejar en claro que él y sus hermanos son una familia de verdadero poder.
(5 y 6 años), que se celebró en Saltillo, tras volarse 11 veces la barda medida para su división.
Según confesó su mamá, Cristian jugó desde muy temprana edad, aunque le daba mucha pena, ya que cuando aún tomaba del biberón salía entre cada entrada para subir al auto y probar un sorbo, así durante cada partido. A su vez, dejó el pañal antes que otros niños; aprendió a ir al baño sólo para quitarse el pañal, porque le daba vergüenza jugar con él puesto.
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