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Guadalupe Reyes

Por Guadalupe Loaeza

Hace 6 años

Entre el frío, el tráfico y las preelecciones presidenciales, los mexicanos iniciamos hoy la temporada más estresante y aterradora de todo el año: “Guadalupe Reyes”. De pronto, por una extraña consigna, nuestra agenda se llena de comidas, desayunos, cenas, pendientes, deudas por pagar, aguinaldos, etcétera, etcétera. Sin darnos cuenta decimos que “sí, que con mucho gusto…” a todo tipo de invitaciones, cuyo destino no importa si es hasta el otro extremo de la ciudad. En esta época de supuesto amor y paz, nos da pena decir que no, sea como sea, nos vemos obligados en ser conciliadores, amables, cordiales y muy amistosos. ¡Faltaba más, si no cuándo…!

Lo que sucede es que cada vez nos cuesta más trabajo, sobre todo las discusiones políticas. Imaginemos los comentarios de la sobremesa del 24 de diciembre entre hermanos, cuñados, suegros, compadres, abuelos y tíos de todas las corrientes políticas: “Mi gallo es Anaya. Él sí puede ganar la Presidencia porque es joven, abusado, políglota y buenísimo para los debates”. “¿Qué te pasa? ¿Anaya? Es de lo más autoritario. Se autodestapó, sin importarle su partido, ni mucho menos los demás que forman el Frente. Es muy inmaduro, medio histérico y no tiene carisma. Parece monaguillo de iglesia, me lo imagino perfecto con su túnica roja y su camisola blanca. Imagínenselo al lado de Trump…”.

“Todos están despistados. Háganse el ánimo, el bueno va a ser AMLO. Lleva meses encabezando las encuestas. Las mayorías están con él. Yo sí pienso votar por él, porque necesitamos un cambio, un verdadero detonador… Nos guste o no nos guste, él será nuestro próximo Presidente”.

“¿López Obrador? ¿Qué te pasa, mano? Es un demagogo, súper autoritario. ¿No oyeron sus últimas declaraciones? Que Meade y Anaya son ‘blancos’, porque no han salido a la calle. Está incurriendo en discriminación racial, ahora resulta que los ‘morenos’ son buenos y los ‘blancos’ malos y por añadidura, ¡pirrurris! ¡Hazme el favor! Además piensa perdonar a los victimarios que están en la cárcel. No sabe lo que dice. Yo, ni loco voto por él. Como me dijo un amigo: López Obrador es más priista que Meade, más perredista que Mancera y más morenista que cualquiera. El problema es que también es lopezobradorista…”.

“Pues yo voy a votar por Meade, porque me parece que es el más civilizado de todos, el más inteligente y el que tiene más experiencia”. “Sí, pero es priiiiiiiiiiiiiiisssssssta. ¿Te das cuenta? ‘Háganme suyo’, les dijo a los del PRI el día que se destapó. Cuando lo escuché casi vomito. No lo podía creer. Dijo exactamente lo que no queremos escuchar los mexicanos. ¿Qué no se dará cuenta que odiamos al PRI?”. “Yo no voy a votar por nadie. No creo en nadie. Odio a todos los políticos. Todos son iguales de ladrones, cínicos, corruptos e ineptos. Pero eso sí, si sale López Obrador, me voy del país”.

El problema con estos opinadores es que todos creen tener la razón. Por eso en esta navidad seguramente gritarán, manotearán y querrán imponer su punto de vista. Todos aseguran saber de encuestas, citan lo que se dice en las redes y repiten lo que leyeron en los diarios o lo que escucharon decir a los politólogos en los debates. Por lo general las discusiones acaban en insultos personales y en viejos reclamos. Dado nuestro estado de ánimo, imaginamos que nunca como en esta cena de Noche Buena, se beberá y se comerá en exceso. No faltaran los pleitos, los reclamos y los resentimientos. En ese tipo de cenas familiares muy a la mexicana, se descubren secretos, tipo: “Pues, su abuelo tenía una casa chica”. O bien: “Su tía Pita, en realidad, es su hermana”. O: “Tuve que hipotecar la casa para ayudar a su pobre hermano”.

“Guadalupe Reyes” a pesar de que tiene su encanto, son fechas difíciles. No hay duda que nos encontramos más susceptibles que lo normal, sobre todo si ya pasamos los 70 años, si estamos excedidos de peso y si no tenemos dinero. Hagamos un esfuerzo, no hagamos corajes, no gastemos en estupideces, no reclamemos, no nos quejemos y como están las cosas, no nos queda más que encomendarnos a la Virgen de Guadalupe, al fin que hoy es su fiesta, la única de todas las fiestas nacionales que nos inspira fe.

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