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Coahuila

Iannis Xenakis

Por Joel Almaguer

Hace 1 año

Admitámoslo: mucha música del siglo 20 supera nuestras capacidades y nuestra comprensión. ¿Pero qué problema conlleva esto? Me pongo a pensar en esto mientras escucho Metastasis, una obra monumental de texturas profundas, obra del compositor nacionalizado francés que traspasó límites dentro de la llamada música de concierto. Pero vaya, tan complicado, que es mejor dejar a un lado todo concepto prefabricado que tengamos, toda idea de lo que hasta cierto momento de nuestras vidas hallamos considerado como música clásica.

Lo único que nos puede mantener a flote al escuchar las masas de sonido que nos inundan es disfrutar del sonido por el sonido mismo. Como dice desde otro lugar muy apartado de las sonoridades de Xenakis, debemos aprender a disfrutar del sonido en sí, una sola nota puede ser bella. Arvo Pärt es un iluminado cuya música es lo opuesto a Xenakis, claro, pero consideremos que los dos han pasado a la historia, aunque sea por obras tan dispares. Pero es verdad lo que dice Pärt y creo que aplica para la obra de Iannis: disfrutar la música, el sonido en tanto que sonido.

Eso nos permite abrirnos a sonoridades nunca pensadas, inimaginables para algo que desee permanecer dentro del marco. Sería en vano, creo yo, buscar en la vida turbulenta de Xenakis, una raíz a su música.

Sí, fue perseguido por sus posturas y activismo político y perdió un ojo a causa de un proyectil, pero pasó, luego de todo esto, casi toda su vida en París, donde concibió la música que heredara al mundo. Se nutrió de la obra y enseñanza de Le Corbusier, cuervo mítico de la arquitectura del siglo 20. Porque debemos recordar que Xenakis estudió Ingeniería Civil y siguió sus estudios con el reconocido francés. Todo esto a la par de estudiar composición con grandes como Arthur Honegger o Darius Milhaud y más tarde y con más empatía con el grandioso Olivier Messiaen a quien yo rindo veneración profundamente.

Sin duda la música del siglo pasado no sería lo mismo sin Messiaen y sin Xenakis, entre otros. Las texturas complejas de su música habitan lo atonal y microtonal. Un teórico que amplió el horizonte musical con sus estudios y obras musicales. Una visión muy diferente de compositores como John Cage. Una música impensable en nuestra ciudad, pero que valdría la pena experimentar definitivamente. ¿Se atreven?

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