En un giro inesperado de la Historia, el 5 de mayo de 1862, el Ejército Mexicano, liderado por el general Ignacio Zaragoza, enfrentó y derrotó a las poderosas fuerzas francesas en la Batalla de Puebla. Este episodio, que inicialmente parecía destinado a la derrota mexicana, se convirtió en un símbolo de la resistencia y la determinación de un pueblo frente a la opresión extranjera.

Los antecedentes históricos de esta batalla se remontan a la intervención francesa en México en 1861, cuando Napoleón III decidió invadir el país con la intención de establecer un imperio en América y reclamar deudas impagas. El contingente francés desembarcó en Veracruz y marchó hacia la Ciudad de México, encontrando en su camino la férrea resistencia mexicana en Puebla.

El enfrentamiento en Puebla se convirtió en un momento crucial para nuestro país, ya que la victoria mexicana no sólo representó un triunfo militar, sino también un golpe simbólico contra la pretensión de dominio extranjero. La valentía y la determinación mostradas por el pueblo mexicano en esa batalla resonaron en todo el país, inspirando un sentido de unidad y orgullo nacional.

Bajo el mando de Charles Ferdinand Latrille, 6 mil tropas francesas atacaron la ciudad de Puebla, el Ejército Mexicano contaba apenas con 2 mil personas, entre los que había pocos soldados, pero una cantidad considerable de campesinos y guerreros de comunidades indígenas de la región. Así, fue la primera vez que Francia fue vencida tras medio siglo de victorias, contra un ejército “improvisado”, pero valiente y decidido por defender a su nación. 

En este relato de coraje y resistencia, es fundamental resaltar el papel de las mujeres –ya que las reseñas históricas de momentos bélicos en nuestro país, invisibilizó por mucho tiempo su participación–, en esta Batalla, las mujeres también contribuyeron a derrocar al ejército francés. “Las soldaderas” estuvieron clasificadas en dos grupos: las chinacas rojas, que lucharon como guerrilleras al frente del combate, y las chinacas verdes, mujeres conservadoras que participaron como enfermeras y cocineras durante todo el periodo de la guerra.

La participación de estas mujeres se ha reconocido por poetas y escritores. Amado Nervo, por ejemplo; elogió en su poema Guadalupe la Chinaca, la contribución de las mujeres en la retaguardia y en el apoyo logístico durante el conflicto, retratando la colaboración de los dos grupos de soldaderas.

En estos tiempos, la Batalla de Puebla es símbolo de la resistencia y lucha por la soberanía nacional. Es un recordatorio de la importancia de la independencia y la autodeterminación de un país frente a las injerencias externas. Para México, este episodio histórico representa la fortaleza del espíritu de hombres y mujeres mexicanos y la capacidad de superar desafíos.

La celebración del 5 de mayo sigue siendo un punto de referencia, para reflexionar sobre la historia y la identidad de México, por ello, es esencial reconocer que las mujeres no sólo fueron testigos, sino también protagonistas en la defensa de nuestro país. Reconocer su papel no sólo enriquece nuestra comprensión del pasado y nos inspira a valorar y honrar la diversidad de experiencias y contribuciones que han forjado nuestra identidad.