Entre sábado, domingo y lunes los candidatos a las alcaldías de los 38 ayuntamientos de Coahuila se presentaron en la sede municipal del Instituto Electoral que les corresponde para registrarse, cuerpeados en mayor o menor medida por porras, batucadas, ciudadanos movilizados, interesados, forzados y huelemoles.
Es el folclore que acompaña desde tiempos inmemoriales la ostentación del poder político. Nada nuevo bajo el sol.
Se distinguen unos de otros por los emblemas tricolores, blanquiazules, algunos más verdes o guindas, petirrojos, incluso naranjas. Pero el denominador común visible -pues hay otros que también los unen entre sí aunque no se aprecian en la superficie- es la portación de camisas de la marca Brooks Brothers en los eventos públicos.
Aquello entonces fue una pasarela.
El fenómeno es transversal a todas las fuerzas políticas de la entidad. Originalmente fue Rubén Moreira -quien a la fecha sigue usándolas- el que impuso años atrás la moda, la cual se consideraba en aquél momento exclusiva de priistas y, peor aún, del clan de los “Brothers” (hermanos). Sin embargo rueda-rodando la costumbre llegó con el paso de los sexenios hasta Antonio Attolini como último eslabón, por citar una figura en las antípodas de la otra (aparentemente).
Es la simbología. Una demostración de pertenencia. Como si se tratase de una secta, una logia, una cofradía, o una sociedad secreta.
¿Existe un pacto de protección entre sus portadores? ¿Saben algo que el resto de la población no?
Si en el reino animal, los pavorreales extienden su plumaje en señal de amenaza frente a otros rivales y para defender un territorio de los depredadores, en Coahuila su clase política viste la “Brooks” para mandar un mensaje a terceros. Si las enfermeras usan una filipina de un color especial para identificarse, los obreros casco y botas de seguridad, o los topógrafos chaleco reflectante, la camisa es el uniforme del político en el estado.
No es un patrocinador de ropa sino un código conductual. No es que se trate de las baratas en los outlets de la frontera, y a últimas fechas tampoco es un asunto de exclusividad, o de ocasiones especiales. No es el caso de Mark Zuckerberg, quien usa la misma combinación todos los días para evitar perder tiempo al seleccionar su outfit. No es la tela del régimen comunista que sobrevive al bloqueo económico y, por tanto, no puede permitirse otras prendas de vestir tierra adentro.
Brooks Brothers es una marca con sede en Manhattan y 206 años de antigüedad que han usado desde Lincoln hasta John F. Kennedy, la cual adoptó el logotipo de los mercantes de lana en Inglaterra; en el siglo 15 fue emblema de “Los Caballeros de la Lana Dorada” (Knights of the Golden Fleece).
Lo mismo Javier Díaz, en Saltillo; Carlos Villarreal, en Monclova; Jacobo Rodríguez, en Piedras Negras, o Sergio Lara, en Torreón, vistieron la suya. Del PRI los dos primeros, y de Morena y PAN respectivamente los dos restantes. Ahí no existen las diferencias.
No sólo ellos, sino decenas de candidatos a regidores inscritos en las planillas llevaban la propia el día de su registro, y aspirantes de municipios medianos y pequeños. Para Riquelme, en cambio, ha sido su traje del diario en los 25 días de campaña para el Senado.
En una época donde las marcas deben vender ideología para ser socialmente aceptadas por el grueso poblacional que más recibe los estímulos de la mercadotecnia, ¿qué representa para los políticos coahuilenses la oveja siendo transportada que portan en la solapa como carta de presentación y timbre de orgullo?
Cortita y al pie
En España el líder del partido VOX, Santiago Abascal, utiliza religiosamente una marca local de manufactura en Madrid, denominada “El Capote”, para vestir durante todos sus actos públicos. No es casualidad; existe un simbolismo detrás: el bordado del capote de torero cruzado por dos espadas (ubicado en el mismo sitio y del mismo tamaño donde una oveja pende de una cinta, suspendida en el aire a punto de ser esquilada, en el caso de Brooks Brothers) ejemplifica la españolidad, la conservación de las costumbres como propuesta política y convicción ideológica.
¿Los políticos en Coahuila tienen convicciones, por lo demás? ¿Cuáles son exactamente?
La última y nos vamos
Una camisa no es una simple camisa, sino una declaración de principios. En el tema que nos ocupa, literal y figuradamente, los que van por la lana.
Lo sepan, o no.
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