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Coahuila

L’estro Armonico

Por Joel Almaguer

Hace 1 año

En sus Confesiones, en el libro VII, Jean-Jacques Rousseau escribe sobre su viaje a Venecia en donde podemos darnos cuenta de lo que vivió el polímata suizo en tierras de gran tradición musical.

Estamos en el siglo de la Ilustración y Venecia ya en esos años dejó de ser una potencia comercial para convertirse más o menos en lo que hoy es: un gran centro turístico donde se dan cita la cultura cosmopolita y excelentes ejemplos de vida musical.

Por supuesto que para Rousseau, siendo un gran pensador y escritor, pero también músico y compositor, era un destino obligado asistir a los famosos conciertos que se hicieran por parte del Ospedale della Pietà. En este orfanato eran acogidos los muchos niños abandonados naturales o legítimos de Venecia, siendo las niñas a quienes se les instruía en el arte musical.

Los conciertos de estas niñas eran famosos gracias al trabajo y genio de Antonio Vivaldi. Ya desde inicios del siglo 18, Vivaldi convirtió la iglesia y su orfanato en un lugar de enorme fama. Para cuando Rousseau asistió a uno de estos conciertos la fama ya estaba consolidada. Pero, para mala fortuna del filósofo, las niñas cantaban detrás de unas rejas donde no podían ser apreciadas y daban lugar a las ensoñadoras imágenes angélicas por parte de Rousseau.

Para él eran los seres más bellos, pero no duró mucho esta ilusión. Pudo conocer a las niñas, gracias a una amistad encargada del Ospedale. La desilusión fue enorme para Rousseau. Niñas con defectos físicos considerables, y que el pensador describe a detalle.

Pensar en esto nos deja un sentimiento bastante extraño con respecto a Jean-Jacques, pero no somos nadie para juzgar. Finalmente, y luego de mucho esfuerzo, pudo disfrutar de los conciertos tiempo después. Pero la virtuosidad de estas niñas es lo que a nosotros nos asombra, pues la exigencia de Vivaldi para su formación y ejecución se ve en las partituras que escribió durante los 30 años que dirigió este lugar.

Como testimonio del prodigio que podían ser estas niñas esta el L’estro Armonico o Il Cimento della’Armonia e dell’Inventione, entre otros. Un conjunto de conciertos meticulosamente estructurados y compuestos en donde Vivaldi no deja espacio para divagaciones. La música es perfecta y vale la pena escucharse con detenimiento y en más de una ocasión.

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