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Mirasierra; el precio de la indiferencia

Por Paola A. Praga

Publicado el lunes, 15 de septiembre del 2014 a las 13:00


Un promedio de cinco cuadras deben recorrer diariamente los vecinos para llegar a las vías por las que transita el transporte

Saltillo, Coah.- Para llegar a la colonia se pueden tomar las rutas Mirasierra, 18 y Vista. O tomar un taxi que en promedio tendrá un costo de 80 o hasta 100 pesos. Hay tres escuelas, dos primarias, una secundaria y tres jardines de niños.

Además de un Mercado Soriana, una Bodega Aurrera, siete tiendas Oxxo, dos Seven Eleven y decenas de comercios de abarrotes, taquerías y puestos de ropa de segunda mano. Papelerías, gimnasio, dentistas y una oficina del Registro Civil.

Mirasierra es como cualquier barrio de clase popular. Se sabe que no se puede caminar ahí vestido de forma ostentosa, o que es peligroso adentrarse por zonas despobladas, que no puedes sacar tu cámara fotográfica porque rápido cuestionarán qué haces en el lugar.

-“Tenga cuidado de meterse por el arroyo, le pueden dar un susto señorita”, advierte Héctor Silva, tendero de Abarrotes Tonche.

-Pero es mediodía ¿a esta hora también hay robos?

-“Nombre, estos no descansan, no ve que son puros malandros, se esconden entre todo el cochinero que avienta la gente en el arroyo, nomás pa’ eso sirve, para ser nido de malandracos”, insiste.

***

En Saltillo, la colonia Mirasierra y Las Teresitas son las más conflictivas de la ciudad, zonas en las que persiste la venta clandestina de alcohol, de drogas, pandillerismo y los mayores índices de robo a casa habitación y a comercio.

La Policía Preventiva Municipal, a cargo del mayor Clemente Yáñez Carrillo, identificó estos sectores como los más conflictivos, determinando la desintegración familiar como el principal factor de estas problemáticas sociales.

En promedio, son tres robos por semana los que se denuncian ante la Procuraduría General de Justicia del Estado. Las opiniones de los residentes coinciden: la mayoría conoce algún hecho ilícito en terceras personas o incluso ellos mismos declaran haber sido víctimas de la delincuencia, algo que los mantiene preocupados, y también molestos ante la falta de vigilancia.

La colonia es una de las más pobladas de Saltillo, con problemas de organización urbanística, salubridad y seguridad, donde impera la ausencia de la ley y la inconsciencia a la vista de todos.

“Aquí enfrente se drogan los muchachos, pero nadie les dice nada porque están en edad de eso”, dice la señora Alicia, habitante de la colonia, y que se niega a dar su apellido.

Escenario de múltiples suicidios, algunos con y otros sin motivo aparente, para algunos colonos estas tragedias “son por decisión personal porque otros vivimos peor y no nos matamos”, dice Ivón Monsiváis, comerciante y vecina.

¿Cómo es el entorno social en la colonia Mirasierra? Es fácil de entender en voz de sus propios habitantes. Al avanzar entre las avenidas y calles se vuelve visible el abandono de lugares públicos, el deterioro del pavimento y casas.

Para los niños, “la colonia se ha vuelto peligrosa porque no tienen dónde jugar y se salen a la calle, aquí los carros pasan muy rápido”, afirma Alicia Hernández, quien vive frente a una plaza sin nombre, que desde hace siete años no recibe mantenimiento y donde se ubica una luminaria apenas sostenida por cables de teléfono.

“En la tarde toda esta calle está llena de niños; yo sí dejo salir a los míos a jugar, pero siempre vigilándolos”, relata Ivón, quien también asegura que “los padres debemos hacer que nuestros niños aprendan a convivir sanamente y vivir sin miedo”, a pesar de los problemas que saltan a la vista.

Para los adolescentes, la colonia es un campo de posibilidades para matar el ocio, donde pueden ver de todo, desde estudiantes destacados e interesados en el progreso de su familia hasta “jóvenes que piden permiso para grafitear las paredes de la casa”, según una comerciante.

En Mirasierra se encuentra ubicada la Secundaria No. 21, una muestra del intento que adolescentes, profesores y padres de familia hacen para progresar y mejorar con educación el entorno social, sin embargo, ahí también ha llegado la corrupción, “los muchachos a veces no entran a clases y se van al arroyo a fumar o beber alcohol, se van de pinta vaya”, declara Luz María Alvarado, vecina del primer sector.

Para los jóvenes, existe “la Frontera Norte” o la familia, después de la adolescencia y su definición todo puede ir mejor o peor, en la colonia hay una zona que parece de tolerancia antiley, la calle Frontera Norte, justo a la orilla del arroyo.

“A mí me da mucha tristeza y preocupación porque veo a los jóvenes bien chiquitos echando a perder su vida ahí drogándose en el arroyo”, dice una vecina de la Frontera Norte, quien también tiene un joven de 18 años y otro adolescente de 13, “que me preocupa dejar solos porque yo me tengo que ir a trabajar”, asegura la vecina.

“Es el escondite de ladrones, drogadictos y malandros”, ya que hasta este lugar huyen quienes son perseguidos por la Policía y difícilmente son encontrados.

La Frontera Norte y el arroyo son un monumento del abandono del Ayuntamiento de Saltillo en el sector. “Aquí solo mandan limpiar cuando vienen de candidatos, dice la señora Luz María, la imagen del lugar es también la muestra de la inconsciencia de los mismos vecinos que arrojan bolsas con basura, animales muertos, sillones y escombro, a todo esto se le agrega la cañería que arroja aguas negras a esta zanja que desde hace años no lleva agua.

Para los adultos, Mirasierra es casi zona de guerra, “vivimos intranquilos, con miedo, pero ni modo de dejar nuestra casa, es lo único que tenemos”.

En las calles secundarias de la colonia es común ver casas con protecciones arrancadas, ventanas apenas tapadas con plástico o cartón, muestra de la delincuencia que se vive en la colonia, donde “no podemos descuidarnos porque se meten a robar”, afirma Alicia Hernández, quien ha sido testigo de la impunidad.

Padres de familia viven con el temor “de que nuestros hijos caigan en las adicciones o se hagan ladrones como muchos de por aquí” declara una vecina, quien también confiesa escuchar por las noches los pasos de ladrones sobre sus techos, mientras ellos en silencio y con impotencia esperan la presencia de la autoridad que casi nunca llega.

“Al otro día ya nos enteremos de a quién le robaron”, dice la señora Luz. Como si no fuera suficiente, el suelo también es zona de peligro, “diario mato 2 o 3 alacranes y me da miedo porque tengo niños en la casa”, afirma Ivón Monsiváis, cuya declaración es reforzada por la señora Alvarado “también hay culebras, tarántulas y arañas”.

“Yo a veces no puedo dormir porque dejo mi carro afuera y me preocupa que me roben la pila” dice un vecino que decidió omitir su nombre por miedo.

“Yo no le recomiendo a nadie que se venga a vivir acá, busquen otro lado, primero, porque ya no cabemos, y segunda porque está muy feo; yo me quisiera ir con mis hijos, pero no tenemos donde”, dice con voz entrecortada otra vecina.

Muchas voces coinciden, a pesar de la impresión de calma y normalidad, un tendero que ofrece información a cambio de omitir sus generales, cuenta que los traficantes están a la vuelta de la esquina, donde tienen una boca de lobo desde la que venden la droga, tanto para los habitantes de la colonia como para los que viven otras zonas de Saltillo.

Estos últimos visitan el barrio casi siempre los fines de semana. Según explican los vecinos, la marihuana, tachas y cocaína son drogas comercializadas en este barrio, ubicado al oriente de la ciudad.

Ronda la muerte

El 31 de agosto se encontró sin vida a una estudiante de 17 años, en el patio su vivienda. El 2 de septiembre un hombre se disparó en la cabeza tras despedirse de sus contactos vía WhatsApp.

El 3 de septiembre, el cadáver de una mujer de 24 años fue localizado en el interior de la casa que compartía con su hermana; según señalaron fuentes policiales: “la mujer se quitó la vida porque no soportó su infelicidad”.

El 6 de septiembre en una casa abandonada, un joven de 15 años utilizó un cinto de naylon, el cual amarró de un extremo a un tubo y del otro a cuello, para dejarse caer y morir por ahorcamiento. Todos los suicidios ocurrieron en Mirasierra.

Días después, la Secretaría de Salud lanzó una alerta en la colonia que definió una zona de riesgo, donde se han registrado cuatro casos en lo que va del mes. El método elegido por la mayoría de los suicidas de Mirasierra es el ahorcamiento, igual que en la entidad, pues éste ha sido la constante en 103 casos en lo que va del año, seguido por el uso de un arma de fuego, con 13 casos; el resto suelen emplear otros métodos.

La edad de los suicidas va de los 18 a los 40 años, es decir en plena edad productiva; sin embargo, hay 11 casos de menores de 17 años, y 26 de personas que sobrepasan los 51, lo que es un ejemplo de que es un fenómeno que se presenta de manera generalizada.

Las condiciones de los habitantes de Mirasierra son un factor detonante en el crecimiento de la depresión y en los trágicos casos que han concluido en suicidio. En un recorrido por las calles de este sector, realizado por Zócalo Saltillo y con la presencia de especialistas, se confirma que el contraste del entorno y los factores que intervienen en una depresión influyen de manera directa en los habitantes de la zona.

Para el sociólogo de la Universidad Autónoma de Coahuila, José Luis Martínez Ávalos, las causas del suicidio tienen que ver con factores genéticos, familiares, de desarrollo emocional y del entorno social en el que la persona ha crecido.

“En el caso de Mirasierra vemos que sí hay un detonante porque no cuenta con las mejores condiciones para que una persona se desarrolle, vemos hogares expulsores de personas que viven con desintegración familiar, que falta comunicación entre los padres, entre los hijos y que salen a un entorno violento, que no es el adecuado para crecer como persona”.

A la fecha se registran 5.3 suicidios por cada 100 mil habitantes, en los últimos tres años se han registrado 456 suicidios En lo que va del año se han registrado 138 suicidios en Coahuila, más del 50% han presentado un cuadro de depresión. El 40% fueron jóvenes, segun la Secretaría de Salud en Coahuila.

En Coahuila los datos más actuales que presenta el INEGI (2012) señalan que la entidad posee una tasa de 4.2 y 5.4 suicidios por cada 100 mil habitantes, ubicándose por encima de la media nacional, (4.7 suicidios por cada 100 mil habitantes)

“Para solucionar esta problemática se requiere el concurso de todos los sectores sociales, donde deben intervenir los tres niveles de gobierno con estrategias de acción claras y concretas, pero también debe estar presente la figura del profesor, los líderes religiosos, los centros de atención juvenil y todos los ciudadanos”, precisa el especialista.

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