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Ni un respiro

Por Rafael Loret de Mola

Hace 6 años

Estos políticos nuestros, quienes confunden el mandato con la capacidad de ordenar y no de someterse a la voluntad general –cómo exige la Constitución-, parecen empeñados en no darnos respiro a los mexicanos, ni siquiera durante estos tiempos de recogimiento y supuestamente de alegría aunque esta será muy difícil de alcanzar a plenitud con el drama de México consumiéndonos por dentro. Cada que lo intento me viene a la mente cuanto sé sobre quienes, usufructuarios del poder, se han aprovechado de sus cercanías y afectos con el titular del Ejecutivo para, a su sombra, lucrar descaradamente.

Ni remotamente pensemos que Luis Videgaray Caso, como algunos propusieron al inicio de este régimen ramplón, es una excepción; al contrario se convirtió, sí, en una vitrina a través de la cual se contempla el vacío de poder y el tanque lleno de la corrupción.

A lo largo de tantos años como periodista creí haberlo visto todo pero, como se habrán dado cuenta, me equivoqué en redondo. No podría creer, hace unos años, que la maldición de la amoralidad pública sería mayor al paso de los años y sobre todo luego del retorno cuestionable del PRI a la Presidencia contra la voluntad del 62 por ciento de los votantes y uno de cada cuatro empadronados considerando al porcentaje de abstencionistas. Ya entonces se presentaba compleja la gestión, sobre todo para quienes aseguraron que el peñismo mediático despegaría como un cohete hacia Marte y dejaría a sus adversarios tan atrás que nadie podría cuestionar su legitimidad.

No obstante ha sido todo lo contrario: El desprestigio galopante del régimen –solo uno de cada diez mexicanos adultos lo aprueba y no digamos los jóvenes quienes se sienten afrentados con razón-, y la imposibilidad de una vuelta a la hoja, asfixia cualquier intento de reconciliación entre los gobernados y la clase política en general, porque aunque con Peña se han ahondado los vicios es justo subrayar las nefastas actuaciones de sus predecesores panistas y la pulverización de las izquierdas cuyo peor momento se dio al postular, sostener y defender a la siniestra pareja Abarca-Pineda en Iguala. No olvidemos, para ser objetivos, la procedencia política de tales sujetos como tampoco la cercanía y el afecto, además del impulso, del señor Peña a la precandidatura priísta –luego convertida en perredista-, del nefasto Ángel Aguirre Rivero, su entrañable “compadre”.

Y el panismo se ubica en el origen como debajo del árbol de las tentaciones en el Paraíso de los primeros seres humanos según la Biblia: fueron sus candidatos, al llegar a la Presidencia, quienes por desconocimiento, primero, y complicidad, después, ejercieron el poder para asegurar las rutas de las mafias, pretendiendo unirlas bajo solo un mando –el del célebre “Chapo” Guzmán-, y después iniciar una guerra entre mafias con consecuencias funestas, devastadoras para el país y ninguna utilidad: el mercado de las drogas en los Estados Unidos no se ha visto afectado y siguen llegando las mercancías del vicio sin ninguna dificultad a través de las autopistas estadounidenses. Ni un solo gramo de estupefacientes ha dejado de “exportarse” aunque, cuando se mira atrás, se visualizan ¡ciento sesenta mil cadáveres! Ni en Rwuanda se llegó a tanto en tan poco tiempo.

La Anécdota
Todo parece al revés. Y así llegamos casi a la Nochebuena sin nada que festejar salvo la esperanza en un Niño Dios que mire hacia México y nos dé algún remanso.

Sí, la corrupción llega muy lejos, como nunca antes. Y es tal el enfado de la clase política al ser descubierta que hasta el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, dueño de sendas mansiones en Huixquilucan y Malinalco, como si se tratara de los viejos terratenientes de la región, optó por “regañarnos” a cuantos señalan hacia los gobernantes como responsables de todos los males y creen que todos son de la misma condición.

En esta línea, también Andrés Manuel López Obrador, insiste en ser objeto de otra campaña descalificadora por cuanto se le señala como protector y amigo de los hermanos Manzón, de Guerrero, “padrinos” de la nefasta pareja Abarca-Pineda por ahora confinada y con la atención del mundo sobre ellos; si la justicia mexicana da un paso atrás nos lloverá la repulsa mundial, lo mismo si se opta por la represión contra quienes, ejerciendo la libre expresión –una de las garantías individuales sacralizada por la Carta Magna-, manifiesten su repulsa hacia un gobierno que ha dado muestra no sólo de ineficiencia sino, sobre todo, de negligencia criminal en medio del asombro de millones de personas en todo el mundo. No es cualquier cosa la cruz que carga enrique peña en este final deplorable de año; lo malo es que, en este caso a diferencia del Redentor, él la fabricó.

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