No sé lo que está pasando en la sociedad, en las instituciones, al interior de las familias. La agresividad se incrementa sin que pareciera importarle a nadie. Hay situaciones que son aberrantes, con un grado inaceptable de violencia, y sin embargo se ve como “normal” cuando definitivamente no lo es.
¿Qué nos está sucediendo que se aprueba un cambio tan drástico? ¿Qué estamos haciendo por corregir lo que a todos nos perjudica?
Con tristeza observo que hemos estado cayendo en un conformismo terrible donde preferimos mirar hacia otro lado, antes que alzar la voz. Quizás no nos damos cuenta de que el silencio se convierte en cómplice y permite que la violencia en sus diversas manifestaciones -todas inaceptables- se haya ido incrementando.
Está faltando mucho respeto entre las personas, algo que se está observando como “natural” cuando no lo es.
Basta asomarse a las redes y ver toda clase de insultos de personas que utilizan un léxico tan bajo y reprobable contra quienes ni siquiera conocen. Se ha ido perdiendo la capacidad de escuchar a otros, de permitir que emitan su opinión así sea diferente.
Quien insulta, pretende denostar a otros. Sin embargo, no se da cuenta que está mostrando realmente su cultura, su educación y su cobardía. Agredir desde el anonimato es tan bajo y corriente que queda demostrado desde la primera línea que escriben. Ni preguntar su grado de escolaridad, que sin duda es deficiente.
El insulto jamás será visto como una manifestación de ideas sino de sentimientos; coraje, resentimiento y más aún, odio a todo lo que le rodea.
Recuerdo en mi niñez cuando escuchábamos decir “malas palabras”, groserías, las mamás decían que tenían vocabulario de carretonero; sin embargo, en la actualidad deberíamos disculparnos porque un humilde vendedor puede comportarse con mayor respeto que esos individuos que utilizan las redes como un medio de expresión, sumidos en las sombras, sin dar la cara como lo que son, cobardes.
¡Cuánta vulgaridad! Está circulando por todos lados. Qué expresiones tan deprimentes y faltas del menor respeto hacia los demás. Peor aún, cuando son utilizadas ciertas expresiones por políticos que gobiernan o pretenden gobernar.
México en política está pasando por su peor momento de su historia. Una guerra de palabras, de insultos, de mentiras, de agresiones de todo tipo, violencia al máximo.
No se respetan las instituciones que tanto esfuerzo nos ha costado construir a través de los años.
Políticos que pretenden adueñarse a la fuerza del país, destruyendo el INE garante de elecciones que son organizadas, vigiladas y cuidadas por ciudadanos, no por partidos políticos ni por individuos mediocres que hoy se sienten con poder, por lo tanto, dueños de México.
¡Qué vergüenza! Escuchar al Secretario de Gobernación asegurar que no le importa el INE porque ya lo van a desaparecer. Qué falta de respeto para nosotros los ciudadanos que aún creemos en la democracia.
¿Así quiere llegar a presidente? ¿Qué futuro le espera a nuestro país con esa clase de políticos que no tienen respeto a las instituciones ni a los
ciudadanos?
También ¡Qué vergüenza! da ver al presidente de una gran nación, como es nuestro México, burlarse de sus socios en el TMEC y ponerles una canción de Chico Ché.
Por eso las redes están tan polarizadas. Plagadas de seguidores que repiten lo que el presidente dice. Aunque se escondan bajo el anonimato, basta ver su ortografía para conocer su nivel de escolaridad y cultural.
¡Qué barbaridad! ¡Cómo se ha denigrado la investidura presidencial! ¿Quién ha sido el primero en denostarla? ¿En faltarle el respeto a las instituciones, a violentar la Constitución y las leyes? ¿A burlarse del pueblo de México? ¿a despreciar y exponer en su salud a nuestra niñez?
¿Quién es el que ha violentado a los ciudadanos con sus insultos, mentiras y agresiones?, provocando que sus seguidores insulten a quienes no están de acuerdo con el rumbo que lleva el país.
Más vergüenza da observar que sea el propio presidente de nuestro México, el que se comporte de una manera tan ridícula y exenta de respeto a sus gobernados, a sus socios comerciales, a los empresarios.
Los que amemos a nuestro México y creamos en las instituciones, tenemos que luchar por este país que tanto nos ha dado y hacer que sea una tierra para todos y donde todos nos tratemos con respeto.
Yo deseo un buen presidente, que gobierne para todos y que respete a su pueblo, que no pretenda someterlo bajo un yugo dictatorial.
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