Miguel Riquelme asumirá el gobierno este 1 de diciembre después de unos comicios altamente competidos y de un conflicto poselectoral resuelto por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación a favor del PRI una semana antes del cambio de poder. El Instituto Nacional Electoral criticó la sentencia, pues “permite realizar gastos sin que estos sean contabilizados”, acusó la consejera Pamela San Martín, quien desde un principio estuvo de acuerdo con la anulación. Riquelme rendirá protesta en el Congreso local y al mediodía dirigirá un mensaje en otro escenario. La misma ruta siguieron Humberto y Rubén Moreira hace 6 años. Ojalá no emule otras.
Llegar a este momento debió costarle a Riquelme sangre, sudor y lágrimas, pues estuvo a punto de perder; primero en las urnas y después en el Tribunal Electoral Federal. La incertidumbre sobre si su triunfo, por una diferencia de apenas dos puntos porcentuales, se confirmaría o se convocaría a nuevas elecciones sin su nombre en las boletas duró casi 6 meses. En ese lapso los excandidatos Guillermo Anaya (PAN), Armando Guadiana (Morena), Javier Guerrero, Luis Horacio Salinas (independientes) y José Ángel Pérez constituyeron el Frente por un Coahuila Digno (FCD); la elección se impugnó; se realizaron marchas multitudinarias –la mayor de ellas en Saltillo el 6 de junio– y transcurrió un largo, desgastante y controvertido proceso judicial.
A Riquelme no le espera un lecho de rosas. El estado debe más de 37 mil millones de pesos, el gobierno de Rubén Moreira agravió a empresarios, alcaldes y políticos de oposición, líderes empresariales, periodistas y activistas de derechos humanos. La relación con el obispo Raúl Vera hizo crisis tras la presentación, en la Corte Penal Internacional de La Haya, del reporte “Asesinatos, desapariciones y torturas en Coahuila de Zaragoza constituyen crímenes de lesa humanidad”, presentado en julio pasado por la Federación Internacional de Derechos Humanos. El clima político y social no es el más propicio para un inicio de gobierno terso, si bien las protestas ciudadanas han cesado. El FCD aceptó la sentencia del TEPJF a regañadientes.
No se han anunciado protestas para la toma de posesión del gobernador, pero en redes sociales circula una convocatoria de #FuerzaMéxico para un apagón nacional, a partir de las 8 de la noche de este 1 de diciembre, “en protesta por la impunidad, la corrupción y del fraude electoral perpetuado en Coahuila por el PRI y avalado y defendido por el Trife”. La propuesta es sustituir en el exterior de edificios, viviendas y negocios la luz eléctrica por la de veladoras, cuya llama “simboliza la fuerza del pueblo de México y nuestro deseo de vivir en un auténtico estado de derecho”.
La primera tarea de Miguel Riquelme es conciliar al gobierno con los múltiples sectores agraviados e indignados, desmarcarse de inmediato de los Moreira (Humberto, Rubén, Carlos Ariel y Álvaro), e investigar y castigar casos de corrupción, conflictos de interés y abuso de autoridad. Rubén fue elogiado por el presidente Peña Nieto el miércoles en San Pedro donde inauguró un cuartel de la policía militar. Cortesía política, pero no pase automático al Senado ni al reino de la impunidad, como tampoco lo obtuvieron los Duarte y Borge. Moreira –dice– se dedicará a la abogacía. Y Riquelme a gobernar desde el primer día y a sepultar al moreirato para legitimarse.
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