Espectáculos

Publicado el martes, 11 de octubre del 2011 a las 18:50
Ciudad de México.- El cine mexicano tiene momentos maravillosos a pesar de las dificultades a las que se enfrenta al producir un filme en nuestro país, películas como Arráncame la vida (2008), Matando cabos (2004), Norteado (2009) o Chico grande (2010), son producciones recientes que da gusto ver en la pantalla grande, son buenas por merito propio, son nacionales sin ser patrioteras, bien logradas sin ser pretenciosas y hablan de nuestra cultura, o parte de ella, sin ser tendenciosas.
Pero tenemos otras que nos hacen preguntarnos ¿y eso para qué se filmó? Y no es que yo pretenda explicar o siquiera entender los motivos ocultos de sus productores, sólo quiero compartir mi duda con ustedes; vamos si hay dificultades para filmar en México, ¿entonces por qué gastar tiempo, dinero y talento en cosas que no valen la pena?
Mi primer ejemplo de esto es El bulto (1991) de Gabriel Retes, ocupa el lugar 52 dentro de las 100 mejores películas del cine mexicano, pero la verdad yo salí más tonto de lo que era antes de verla.
La película nos cuenta como “Lauro” -el protagonista-después de estar en coma por 20 años despierta en un México completamente distinto al que conoció, el director trata de mostrar a través de “Lauro” el cómo los ideales de la lucha social de los 70, quedan dormidos con el tiempo, pero de alguna manera su intento queda muy flojo y se ve pretencioso, podría haber filmado un corto de 15 minutos con todo el punch del mundo y no este largometraje de 114 minutos.
Otro caso triste es Vete más lejos Alicia (2010) de Elisa Miller, duró más de un mes en la cartelera de la Cineteca Nacional y yo jamás entendí el por qué. La película habla sobre cómo una chica del DF se va de vacaciones a la Patagonia, buscando un “algo” que jamás queda claro, conoce a un chico y ambos tienen sexo… Tremendo ¿no? Una historia ordinaria de un personaje intranscendente. Si alguien la entendió que me la explique, porque yo sólo vi un montón de escenas inconexas.
Hasta el viento tiene miedo (2007) de Gustavo Moheno, un remake de la película del mismo nombre de 1968, cuenta cómo en un internado para niñas fresas con problemas de drogas, anorexia y suicidas, se ven acosadas por el fantasma de una antigua paciente que intenta tomar venganza. En realidad no es tan mala, pero se le hizo tanta publicidad que yo esperaba algo más sólido y bien actuado.
Kilometro 31 (2006), esta si es mala como el veneno, con planos pretenciosos, una historia floja, actuaciones de esas del tipo: “oh, por favor no me mates”, “sí, sí te voy a matar porque soy mala”, una estilística mal copiada del cine asiático de terror y un final que no sé de donde salió. Y hay más ejemplos, Zajid y Rafa nos dan varios en este videocast; pero, antes, les dejo la pregunta: ¿Por qué si se puede filmar algo como Sólo con tu pareja, alguien decidió darle vida a cosas como: Una papa sin cátsup?
Rigoberto Castañeda nos cuenta cómo una chica queda atrapada entre el mundo de los vivos y el de los muertos y su hermana, con ayuda del novio y un amigo, intentan resolver el por qué de esta situación.
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