Coahuila
Hace 4 meses
Cada 30 de julio, el mundo conmemora el Día Contra la Trata de Personas, fecha que busca crear conciencia sobre uno de los delitos más atroces de nuestra época: la trata, el formato moderno de la esclavitud, que destruye vidas y vulnera la dignidad humana. Esta conmemoración es un recordatorio urgente de que, a pesar de los avances jurídicos y las políticas públicas, la trata de personas sigue vigente. La trata de personas consiste en el reclutamiento, transporte, transferencia, alojamiento o recepción de personas mediante amenazas, uso de la fuerza u otras formas de coacción con fines de explotación sexual, laboral, mendicidad forzada, extracción ilegal de órganos o matrimonios serviles. Se trata de un crimen complejo, difícil de detectar y combatir, que se alimenta de la ignorancia, la pobreza, la desigualdad, la violencia y la exclusión social.
México enfrenta este flagelo desde distintos frentes; funciona como país de origen, tránsito y destino de víctimas de trata. Mujeres, niñas, niños, adolescentes y hombres son engañados con promesas falsas de empleo, educación o una vida mejor, para luego ser explotados en condicones inhumanas. Muchas veces las víctimas “ganchadas”, provienen de contextos de vulnerabilidad extrema, comunidades marginadas, entornos violentos o familias desintegradas. La migración irregular y la falta de oportunidades incrementa el riesgo de caer en las manos de redes criminales que operan con impunidad. El impacto de la trata es devastador para las víctimas, sus familias y comunidades. Estas personas sufren la pérdida de su libertad, daños emocionales profundos, estigmatización social y en muchos casos, una revictimización constante por la falta de apoyo y justicia. La atención integral a las víctimas, que incluye protección, asistencia médica, sicológica y legal, es fundamental para la reconstrucción de sus vidas.
En materia legal, México ha dado pasos importantes. La Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en materia de Trata de Personas, ha creado un marco normativo sólido. Existen fiscalías especializadas y protocolos de atención a víctimas y persecución de responsables. Los resultados aún son insuficientes en algunas entidades del país. La impunidad sigue siendo un problema, con pocas sentencias condenatorias y una alta tasa de denuncias que no se traducen en justicia. La prevención es otro de los grandes retos, la trata se combate también con educación y sensibilidad social. Es fundamental fortalecer programas educativos desde la infancia sobre los riesgos y señales de la trata, promoviendo una cultura de respeto a los derechos humanos. La participación de la sociedad, sus organizaciones y medios de comunicación es indispensable para visualizar este delito. Es importante reconocer que la trata es un fenómeno multidimensional que requiere una respuesta integral y coordinada para atacar las causas estructurales que facilitan la explotación humana.
Es crucial escuchar y poner en el centro a las víctimas. Ellas deben ser reconocidas como personas con derechos, historias y esperanzas. Su reinserción justa y efectiva en la sociedad, debe ser la prioridad.
Este 30 julio, la conmemoración del Día Mundial contra la Trata de Personas es una invitación a actuar con valentía, empatía y compromiso para erradicar este crimen que atenta contra la esencia misma de la humanidad. Por eso, como sociedad expresemos todos con fuerza: con la trata no hay trato.
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